domingo, 3 de marzo de 2013

Aquel cenicero peliculero.


Hola! soy el cenicero nº3, ubicado a la entrada de una estación de tren cualquiera. 
Leo en las colillas agonizantes y estrujadas de sus consumidores, trazos de su vida. 
Bueno, no exactamente. Sólo tengo mucha imaginación. Hoy por ejemplo.
 Está Armando, un tipo singular. Su tren sale en un par de horas pero teme perderlo. 
Así de impaciente es. Presenta un proyecto para la creación de una Librería Cafetería en una modesta ciudad de provincia. Se muerde las uñas con fruición. Un feo efecto visual. 
El último libro que recuerda haber leído es “Los escarabajos vuelan al atardecer”, se acuerda sólo del título  que le llamó mucho la atención .
 Del contenido nunca se supo. Bueno si, que era como de misterio, en una casa abandonada, dice. 
De eso hace ya años, ni siquiera lo leyó por gusto, fue lectura obligada en el instituto
 No le pidamos más al primo Armando. Va por el tercer cigarrillo, no lo veo muy seguro.
Mientras les contaba el primer cuento, ha llegado Laura. 
Ni se han mirado. Vaqueros y camiseta de Los Rolling. Bien. No pertenecen a su generación, 
ni siquiera sabe quien carajo son, pero los lleva a flor de piel. 
En tres horitas, finiquitada la cuestión. 
De Psicopedagogía. Dos años y pico de hincamiento de codos reducidos al trinomio: 
100 preguntas-test-90 minutos.  Que fuerte. No me extraña que se le caiga el pelo. 
Pero el rizo, se lo disimula. Laura no se muerde las uñas. 
Se descuartiza los dedos, así como te lo cuento. Echa a correr, el tren la llama.
 Mucha suerte linda!
El Doctor Garces, alias el Centella, se lía un cigarrilo en este momento.
 Buen deportista en su juventud (se presentó al Maratón de Nueva York en el 95, que no es tontería  dejó de correr por una mala praxis médica. No me entiendan mal, el error fue suyo.
 Un paciente falleció en el quirófano por un shock anafiláctico. 
El mal moral que desarrolló a partir de aquel día, le llevó a oscurecer su vida.
 Timbas ilegales, alcohol, unas rayitas pa´l cerebro y geishas por arrozal fueron sus amigos con derecho a roce durante el duelo. Va a hacer una visita sorpresa a sus hijos. 
Miedo me da visualizar la estampa del reencuentro.
Suena un movil. Es el de mi basurero, el pequeño y contrahecho Manuel.
 Que voces. Viene a vaciarme la vida. Literal. Se enciende un puro, con cerillas. Que valor.
 Con el aire que corre por aquí. Que donde han conseguido su número. Que no quiere ninguna oferta. Que borren su número de la centralita. Esto es acoso. Cuelga. Armando y el Centella asienten su actuación. Charlan brevemente sobre las operadoras de telefonía móvil
Nada sustancioso que resaltar. Manuelito, Manuel si no lo conoces, podía haberse ganado las lentejas fácilmente como atracción de feria. Pero le echó valor (o humor según se mire) al asunto y se presentó a la convocatoria del Cuerpo de Bomberos .
 Aquí lo tienes. Ya es la hora. El instruido lector y el corredor de fondo se alejan juntos hacia el andén. Buen viaje!... desde Una mariposa con sello.