Se preguntan, ustedes, aquellos que todavía se permiten hacerse preguntas, ¿Por qué siempre hay pastores sedientos de poder y de locura?
Por una simple razón: Por que siempre hay en los pueblos suficientes espíritus mediocres y asustadizos que necesitan hacer de simples hombres,
dioses-ídolos.
Donde todavía los pueblos piensan y sienten como rebaños, siempre algún espíritu astuto y burlón se nombrará su guía, el que los lleve a la salvación. Nada mas fácil para los rebaños que una luz los lleve de la mano hacia el estado de bienestar y salvación… ¡ay, que ingenuos estos rebaños!
En su torpe ceguera, no pueden ver que solo alimentan la barriga y bolsillos de los falsos pastores. Incluso si lo notan, ¡no les importa!
Ninguna dignidad y honor tienen estos pueblos-rebaños, no merecen ningún respeto, solo escarmiento.
Pero no tienen ni vergüenza ni decoro, solo levantan las manos para aplaudir
y hacer ruidos horrendos.
Y los pastores ídolos se relamen en su poder efímero, por que la locura los embriaga y no se dan cuenta que son mortales como los demás, y que tan rápido como suben, también caerán.
Pero el fanatismo y adulación del pueblo los desespera, y por ello gritan y ponen gestos duros, haciendo estruendos y teatros, proclamando falsedades que los idiotas se amontonan por comprar.
¡Desesperados acuden los rebaños a los brazos de estos líderes
de trajes de cartón barato!
¡Que espectáculo patético son esos rebaños y esos líderes!
Yo no quiero ser ni uno ni lo otro: solo me sigo a mí mismo.
¿Dejarán un día estos rebaños de adorar a falsos ídolos?
¿Se darán cuenta que tras las edulcoradas bellas palabras de sus líderes se encuentra la mentira, la perfidia, el engaño y la corrupción?
¿Tendrán algún día dignidad estos pueblos, para volver a ser llamados pueblos, y que tengan fortaleza y no cobardía, y que se sigan a ellos mismos sin creer en falsas ilusiones?
Por ahora es reflexión de pocos, alejados de los ruidos y la estupidez mayoritaria, que aunque no se da cuenta de su patetismo, sigue aplaudiendo hasta sangrar sus manos a los falsos ídolos que solo buscan poder por poder…