La sociedad se rie de la gente. Le roba su tiempo, la única cosa a la que no se ha puesto precio y que cada uno posee par hacer lo que quiera con él
( aunque yo creo que si se le ha puesto precio).
Todo pasa como si debíeramos sacrificar nuestros mejores años
en el altar de la economía.
¿Qué nos queda después, eh?
Los años de la vejez, más o menos sórdidos
en los que llevamos dentadura postiza y pañales.
No me dirás que no hay algo que falla.
-Quizás, pero no veo cómo podemos actuar de otro modo
-Lo sé, lo sé...Pero gruño porque me sienta bien.
Evacuo la tensión. Y soñar no es pecado.
Fragmento de : "Los ojos amarillos de los cocodrilos"