Variando entonces la constante dieléctrica se puede variar la velocidad a la que se propagan las ondas.
¿Se puede variar la constante dieléctrica?
Según el modelo del dieléctrico formado por dipolos, la constante dieléctrica depende del número de dipolos libres que se pueden orientar en la dirección del campo eléctrico aplicado, N, del momento dipolar de esos dipolos, p, y de la temperatura T.
Como lo que nos interesa es que k sea más pequeña para que así aumente la velocidad de transmisión, tenemos 3 caminos posibles:
Aumentar la temperatura: Los procesos biológicos que tienen lugar dentro del cuerpo humano dependen fuertemente de la temperatura, por lo que un aumento o una disminución de la misma puede llegar a ser mortal.
Disminuir el momento dipolar: El momento dipolar depende de la estructura de las moléculas que formen el dieléctrico, por lo que habría que variar las moléculas que forman parte del sistema nervioso. Lo cual seria muy complejo en un ejemplar adulto, ya que las antiguas moléculas seguirían produciéndose y habría que eliminarlas regularmente.
Disminuir el número de dipolos libres por unida de volumen: Es la opción más factible de todas, ya que se podría dopar el dieléctrico con alguna otra sustancia que siendo inocua para el cuerpo humano, redujese el número de dipolos libres por unidad de volumen.
Aunque no seria fácil de llevar a cabo, la tercera propuesta si parece realizable, así que en un principio el sinapsiador parece factible, aunque ya no seria una máquina tan futurista como antes, simplemente seria un aparato para introducir un una sustancia en los puntos adecuados del cuerpo.
Sin embargo, aquí no se ha tenido en cuenta que el dieléctrico está colocado entre células nerviosas. Un sistema así funcionaria como un pequeño condensador, y si reducimos la constante dieléctrica, reduciremos a su vez la capacidad de dicho condensador, creando una serie de problemas relacionados.
Pero olvidémonos del resto de inconvenientes que caen dentro de la biología y de los cuales yo no puedo hablar, y supongamos que es posible que una máquina así funcione y que produzca el efecto descrito de acelerar la velocidad a la que se transmiten los impulsos nerviosos permitiendo que una persona “piense más rápido”.
El afortunado conejillo de indias que prueba la máquina en el relato es Joseph Schwartz.
El primer efecto secundario del uso de la máquina es que Joseph Schwartz es capaz de aprender un nuevo idioma en poquísimo tiempo, y no sólo eso, sino que es capaz de aprender cualquier tarea que se le enseñe a la primera, y puede ejecutarla de forma perfecta nada más aprenderla.
Hasta aquí se cumpliría a la perfección lo que se le exigía al sinapsiador, pero lo más interesante viene a continuación.
El segundo efecto secundario es que Joseph Schwartz adquiere la capacidad de detectar las ondas electromagnéticas de los cerebros que le rodean, e incluso es capaz de emitir ondas él mismo para controlarlos.
Actualmente, hay un proyecto basado en la EEG que está creando un casco parecido al sugerido por la película Brainstorm.
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