lunes, 20 de abril de 2009

Es cuestión de TESTÍCULOS...


El gorila (Gorilla gorilla) habita en bosques del África ecuatorial. 

Es un animal diurno y fundamentalmente terrestre (los jóvenes trepan con frecuencia a los árboles, pero no así los adultos). Su dieta es estrictamente vegetariana a base de hojas, tallos y tubérculos, por lo que pasa gran parte del día procurándose el alimento. 

Al anochecer, los gorilas construyen una especie de ‘nido’ con ramas y hojas para pasar la noche. Los gorilas viven en grupos familiares estables de entre 6 y 20 individuos, compuestos por un macho adulto (a veces dos), varias hembras y algunos machos jóvenes. 

Este tipo de organización en ‘harén’, donde un macho tiene acceso exclusivo a varias hembras, es bastante común entre los mamíferos. Lo encontramos por ejemplo, en muchas especies de focas, morsas y leones marinos, así como entre los cérvidos. 

El harén representa el arquetipo de estrategia reproductiva asimétrica entre machos y hembras. Es evidente que el macho dominante, con acceso exclusivo a varias hembras, tiene una alta probabilidad de tener muchos descendientes; pero por cada uno de éstos afortunados existen varios machos que no tienen acceso a ninguna y sus perspectivas reproductivas son, obviamente, malas. 

En el caso del gorila, éstos viven como individuos solitarios o forman pequeños grupos de ‘solteros’. Podemos imaginar que estos individuos estarán al acecho por si el macho dominante da algún signo de debilidad, ya que la recompensa –en términos darwinianos- es enorme.

Con sus 200 kg de peso, el gorila macho es un animal realmente impresionante. Paradójicamente, sus testículos son ridículamente pequeños: cinco veces menores (en relación al tamaño) que los de su pariente el chimpancé. 

La explicación evolutiva de este hecho tiene que ver con las costumbres sexuales de ambas especies. 

Los chimpancés son promiscuos. Cuando las hembras están en celo (lo que resulta evidente por el enrojecimiento de la vulva) se aparean con varios machos del grupo, aunque los que ocupan un lugar alto en la jerarquía tienen acceso preferente (esto es, se aparean cuando las probabilidades de que se produzca la fecundación son más altas). 

En concordancia con estas características, el dimorfismo sexual es menos acusado que en el gorila y el tamaño de los testículos comparativamente mayor. Para un chimpancé macho el tamaño corporal no representa una ventaja tan grande como para un gorila macho, ya que no tiene un harén que defender. Por otra parte, un tamaño corporal grande tiene sus desventajas: se necesita mucha comida para mantenerlo y hace difícil subir a los árboles. 

Además, dada la promiscuidad de la especie, todos los machos tienen garantizado cierto acceso a las hembras. Esto implica que la competencia se produce, en parte, en el interior de la vagina de éstas, ya que los machos que produzcan más y mejores espermatozoides tienen más posibilidades de dejar descendientes. Esto ha debido favorecer un aumento del tamaño relativo de los testículos y del tamaño del espermatozoide.

Aunque en teoría los humanos somos una especie monógama (o ligeramente polígama), el tamaño de nuestros testículos es intermedio entre los del gorila y chimpancé.

 (La Web)

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