El equipo de investigación dirigido por Alexandra Van Kevmeulen, científica del Instituto de Investigación Interdisciplinar en Biología Humana y Molecular de la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica), descubrió que las células de Merkel se originan en la epidermis embrionaria tras marcar por fluorescencia células derivadas de la epidermis y de la cresta neural.
El trabajo, que será publicado el próximo 5 de octubre en la revista Journal of Cell Biology
, fue realizado en ratones.
Es por ello que otro de los resultados obtenidos tiene que ver con el hecho de que las células madre de la piel de los ratones adultos sustituyen a las células de Merkel a medida que van muriendo con el tiempo.
Los investigadores descubrieron que la epidermis de los progenitores necesita un factor de transcripción para diferenciar las células de Merkel llamado Atoh1 (que actúa como un supresor de tumores para prevenir el carcinoma neuroendocrino asociado a estas células).
“Nuestro estudio abre nuevas vías para la investigación de las funciones de las células de Merkel en la percepción sensorial, la señalización neuroendocrina y el carcinoma”, concluyen los autores.
El equipo de Van Kevmeulen quiere investigar ahora la función exacta de este factor de transcripción en la distinción de estas células, así como las vías de señalización que regulan dicho proceso.
Sobre estas células
Las células de Merkel, descritas por primera vez en 1875, son células neuroendocrinas localizadas en la epidermis de los vertebrados que transmiten los estímulos mecánicos a las neuronas sensoriales.
Se trata de células situadas muy cerca de las terminaciones nerviosas que reciben la sensación del tacto.
El carcinoma de células de Merkel, también conocido como carcinoma neuroendocrino, es un tipo muy poco frecuente de cáncer de piel que se presenta cuando las células de Merkel crecen sin control. La exposición al sol y la debilidad del sistema inmunitario pueden influir en el riesgo de sufrir este carcinoma.
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