Ella sale a caminar y a pasear su mastin por la vereda del cementerio
de La Recoleta en Buenos Aires.Alta la noche.
De madrugada…La niebla es baja y muy espesa…
Se mezcla con el humo del cigarrillo que fuma ávidamente.
Boquilla muy fina y larga…Zapatos negros, pantalón negro,
suéter negro de cuello alto, la melena también negra
y suelta que el aire la lleva hacia atrás.
Tick-tack. Tick-tack. Tick-Tack…
El tacón de su zapato como un metrónomo.
Paso felino, elegante, acompasado, seguro.
El la ha visto desde su balcón como todas las noches.
Busca un pretexto, lo apasiona esa mujer… Esa figura… Ella va y viene.
Va y viene.El, hoy a decidido abordarla.
Cuando Ella pasa frente a El y suelta el mastín El se acerca.
-Perdón.. Me da fuego?..
Ella se detiene sin mirarlo.El insiste otra vez:
-Perdón, me da fuego?..
Ella gira el cuerpo y busca su rostro…
El por tercera vez con mucha timidez vuelve a pedirle fuego.
-Yo no fumo - contesta dulcemente Ella…
-Pero…-No, no fumo.
Ya lo hice durante muchos años cuando estaba viva.
Engancha entonces el collar de su mastín y atraviesa los portones
del cementerio caminando rápidamente sin asentar los pies en el suelo.
El agente de propaganda médica llegó aquella tarde al consultorio del Psiquiatra y como de costumbre tubo que esperar su turno como
si fuera un paciente para ser atendido.
Tomó asiento al lado de un hombre que sostenía una mano con la otra para detener el temblor.
Hablaba solo, pero tan bajo que fue imposible entender lo que decía.
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