lunes, 15 de febrero de 2010

Una simple historia...

La vida, una sucesión de hechos que escriben aquellas páginas de tu historia personal.
Un instante en el cual todo aquello que has conocido se viste de un negro profundo.
E inicias un hoy tan inesperado como irreal.
Historias que se tejen con finos hilos, tan débiles como mortales.
Un submundo merecedor de Dante.
Más allá de las razones, culpas o inocencias, sos protagonista de un guión jamás
pensado, pero real como el tiempo sin tiempo en el cual te ves inmerso.
Un contexto frío, gris, impersonal, preparado para aniquilar tus fuerzas,
para socabar tora resistencia a la realidad.
Un adentro tan desconocido, como inmensamente solitario.

Hoy en un afuera,

las cosas son de un color distinto, el adentro no era como se pintaba,

como lo veías en aquellas películas de domingo a la tarde.

Historias, pertenecientes a humanos que son discriminados o juzgados desde el afuera

buscando una nueva oportunidad

o simplemente justicia.

Y si ella llega, quièn devuelve ese tiempo sin tiempo gastado.

Simples historias, con personajes reales.

Quiero poder narrar una historia,

una historia desde el afuera que pertenece al adentro.

Un adentro totalmente desconocido,

para quienes hasta aquel instante transitábamos

por el afuera.

Así de simple como compleja, para el entender del afuera.

Algo que está más allá de los escrito,

más allá de la señora con la venda en los ojos,

algo que solamente al vivirlo podes comprenderlo.

Una historia real.

Hoy quise poner la introducción,

a lo que en algún momento será escrito.

Pero cada palabra que narre esa historia,

tendrá mucho de sentires

y de aquello que nadie más puede contar.

Cada historia es un mundo y cada mundo una persona.

Cuando esta historia llegue a su fin, trataré de narrarla.

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