
Además de los superpoderes, nuestro benefactor del planeta Krypton posee otras muchas habilidades.
Así, por ejemplo, en esta entrada discutiremos brevemente sobre su capacidad para percibir un espectro mucho más amplio, tanto de frecuencias acústicas como ópticas, que el de un ser humano normal.
Además, me ocuparé también de su aliento helador y de su visión calorífica, ese rayo demoledor procedente de sus ojos y capaz de fundir todo aquello que se encuentre a su paso.
He de advertirles que lo que viene a continuación es materia puramente especulativa, con la única finalidad de proporcionar un modelo unificado de los superpoderes de Superman.
Siempre podrían existir otras posibilidades, como puede ser la misma fisiología de los kryptonianos, que explicasen de distinta manera los hechos observados.
Bien, comenzaré por la capacidad auditiva de Superman.
Es bien sabido que Super puede percibir sonidos tanto mucho más débiles como mucho más fuertes que un ser humano.
Y no sólo eso, sino que igualmente es sensible a frecuencias que caen fuera del rango auditivo humano (comprendido entre 20 Hz y 20.000 Hz).
Suponiendo que las funciones internas del oído de Superman son totalmente análogas a las de un habitante cualquiera de la Tierra, su extraordinaria capacidad podría explicarse mediante la generación de variaciones de densidad o temperatura en el aire o en el interior de los componentes de su oído, lo cual provocaría el desplazamiento de las frecuencias acústicas hasta que éstas cayesen en su rango auditivo particular.
Por otro lado, tanto el aumento de la sensibilidad como la resistencia frente a la pérdida auditiva encuentran explicación en la especial habilidad de Superman para alterar y modificar la masa inercial de las partes constituyentes, de los órganos internos de sus oídos.
De forma similar, el mecanismo específico por el que Superman percibe visualmente más allá de las frecuencias del espectro accesible a los humanos es desconocido.
Incluso puede que sea, de nuevo, algo completamente achacable a su particular fisiología kryptoniana.
Sea como fuere, lo que no parece sencillo de explicar es la facultad que exhibe para percibir radiación en la parte del espectro electromagnético correspondiente a los rayos X.
Porque una cosa es poder ver los rayos X y, en cambio, otra muy distinta es que los objetos a los que dirige su mirada emitan luz en esa longitud de onda particular.
Si los objetos que nos rodean por todas partes emitiesen en el rango de los rayos X, estaríamos constantemente “radiografiados” y, probablemente, el cáncer sería nuestro amigo inseparable.

Sin embargo, la explicación alternativa que proporciona Ben Tippett en su artículo subsana la dificultad anterior y consiste, una vez más, en atribuir a Superman la potestad de alterar a voluntad la masa inercial de los átomos y las moléculas.
En efecto, partiendo de este supuesto, y re-evaluando los niveles energéticos de los electrones en los átomos (mediante un análisis cuántico del problema) se llega a demostrar que modificando alternativamente las masas de los electrones o de los núcleos atómicos, se pueden variar las frecuencias de emisión y de absorción de los átomos o moléculas.
De esta manera, el último hijo de Krypton podría optar entre desplazar la banda de frecuencias a la que sus ojos son sensibles o, igualmente, solucionar su dificultad para con la extremadamente débil radiación X de los objetos cotidianos, ya que entonces debería desplazar la habitual radiación térmica infrarroja hacia la banda de los rayos X.
Cambiando de tema, el asunto del superaliento congelador de Superman también ha aparecido por este magnífico y deslumbrante blog en alguna que otra ocasión.
Supongamos que Super posee la asombrosa facultad de reducir la masa inercial de las moléculas de aire presentes en sus pulmones.
Como la teoría cinética de los gases afirma que la temperatura de un gas es una consecuencia directa de la energía cinética de sus átomos (o moléculas) y aquélla depende directamente tanto de las masas de éstos como de sus velocidades, entonces manteniendo constante la rapidez con la que se agitan pero haciendo que sean más ligeros, la temperatura del aire pulmonar descenderá a voluntad, enfriándose.
Ya sólo resta expulsarlo con fuerza por la boca y… voilà.
Listo y requetelisto el hipoaliento congelador huracanado.
¿Ésta era fácil, eh?

Por último, queda en el tintero la visión calorífica.
El fundamento para explicar este superpoder es bastante parecido al caso anterior.
En esta ocasión, nuestro superhéroe preferido no tiene más que incrementar la masa de las partículas que colisionan continuamente contra sus ojos (recordad que un aumento de masa conlleva un aumento de la energía cinética y, consecuentemente, de la temperatura).
Si es capaz de seleccionar ciertas partículas de entre todas ellas, lo que conseguirá será un haz “dirigido” o enfocado de gas muy caliente.
Los cálculos permiten estimar que la temperatura del objeto que constituye el blanco potencial de Superman experimentará un aumento lineal con el tiempo, es decir, que si el poderoso rayo calorífico actúa el doble de tiempo, la temperatura alcanzada también se duplicará.
física en la ciencia ficción
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