Dicen que la palabra es la herramienta del pensar,
aunque la verdad,
yo no me fiaría de la palabra cuando habla de si misma.
De hecho, lo cierto es que la palabra también acude al margen de todo pensamiento,
lista para rellenar la hendidura del silencio,
llámese ausencia o llámese distancia,
que son solo dos maneras de nombrar aquello que nos falta.
Esta necesidad de suprimir todo aplazamiento,
que antes se remediaba con la sutil melancolía de la espera,
ahora es campo de actuación de las tecnologías invisibles.
Pero el hueco se rellena con la arena de otro hueco.
Y así, la palabra vana cuando llega se convierte en la palabra clave,
la contraseña que confirma nuestras esperanzas,
palabras de arena, lastre que nos devuelve a la tierra,
arrullo reconocible que nos bla, bla, bla, bla, bla...
Palabras sin sentires ... simples bla,bla,bla,bla...
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