lunes, 28 de junio de 2010

La feromona perdida

El proyecto genoma de los insectos no deja de dar sorpresas. Si hace poco apareció un artículo poniendo de manifiesto el fragmentado genoma mitocondrial del piojo humano a raíz de un análisis del código genético de Pediculus humanus, ahora es el genoma de gusano de seda el que revela un intrigante misterio.

Mientras investigaban receptores odoríficos de insectos como parte de un proyecto para desarrollar biosensores portátiles que detecten olores en vinos, un equipo de investigadores neozelandeses y estadounidenses identificaron unos genes en el gusano de seda (Bombyx mori) que codifican receptores de olores, algunos de los cuales solo aparecen en las antenas de hembras adultas.

Tras expresar estos genes y obtener las proteínas, resultó que las sustancias que se unían a estos receptores eran muy parecidas a las feromonas producidas por los machos de otras especies. Sin embargo, no se tiene constancia de que los machos de B. mori produzcan feromonas.

En otros insectos, como las polillas pertenecientes a la familia Noctuidos, los machos tienen unas estructuras llamadas penachos abdominales que están relacionadas con la liberación de feromonas y aunque los machos de B. mori también las tienen, es posible que durante la domesticación hayan perdido la habilidad para producirlas.

Otra posibilidad es que esos receptores les sirvan a las hembras para encontrar los mejores sitios para poner los huevos ya que algunas de las sustancias químicas que reconocen están presentes en plantas.

by.entomoblog

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