sábado, 26 de junio de 2010

Una lágrima para la historia.

Una noche de 1922, cansado y agobiado del trabajo que le daban sus últimas investigaciones sobre las bacterias, Alexander Fleming descargó su estrés a modo de lágrimas sobre un plato que contenía algunas de sus muestras.

Al día siguiente descubrió que donde había caído la lágrima había un vacío, lo cual le hizo sospechar que las lágrimas podían tener alguna propiedad, y de hecho consiguió extraer una enzima que eliminaba las bacterias sin dañar el tejido humano.

Había descubierto sin querer la lisozima, una proteína antimicrobiana que mata las bacterias, pero no a los glóbulos blancos.

La lisozima es abundante en numerosas secreciones como la saliva, las lágrimas, moco y también se encuentra en la clara de huevo.

by.Kurioso.es

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