jueves, 8 de julio de 2010

Dónde la dejé ...?

Mi dulce Señor
Hm, mi Señor

Hm, mi Señor

Realmente quiero verte

Realmente quiero estar contigo

Realmente quiero verte Señor

Pero falta mucho tiempo, mi Señor


Se confirma que uno se acuerda del Barba cuando truena...
Normal, buscamos la póliza del Seguro cuando la necesitamos,
no antes porque tenemos la seguridad de que estamos cubiertos,
nada malo nos puede pasar, y sabemos que el teléfono de incidencias debe estar en algún lugar entre el resto de papeles amontonados; acumulando polvo...


La Fe tiene algo de eso, sólo se intenta echar mano de ella cuando verdaderamente la necesitamos.

Pero, como pasa como con el Seguro, primero es preciso encontrar con urgencia dónde dejamos la maldita póliza, buscar nerviosos el teléfono de atención al cliente, y poco a poco descubrimos la letra pequeña que no leímos en su momento.

Nuestra fe, abandonada hace mucho en algún cajón tampoco nos cubre muchas incidencias que tarde o temprano suceden.

Es inútil echarle la culpa al comercial que nos vendió el Seguro, o al capellán del colegio o a la hermana Sor Dita.

La cruda realidad es que somos los únicos culpables por desidia de nuestra frustración por no hallar consuelo ni satisfacción

La espiritualidad y la fe en Dios es algo natural y necesario al hombre,

si no la vida es incompleta y muy dura.

Las manifestaciones de esa religiosidad son muy variadas pero, contrariamente a lo que pretenden ciertas corrientes laicistas, no es algo que debe quedar como escondido y almacenado, al contrario lo habitual es que tenga una dimensión social y refleje la fe de las personas, una fe imperfecta, pero que es propia de la naturaleza racional del hombre a lo largo de la historia.

Si la fe no se ejercita, se caduca.

Definir qué es religión (del latín religare o re-legere) ha sido y es motivo de controversia entre los especialistas.

Según el sociólogo G. Lenski, es «un sistema compartido de creencias y prácticas asociadas, que se articulan en torno a la naturaleza de las fuerzas que configuran el destino de los seres humanos.

Religio no viene, como suele decirse, de religare, de estar atado el hombre a Dios.

Como tantas veces, es el adjetivo quien nos conserva la significación original del sustantivo, y religiosus quería decir “escrupuloso”; por tanto, el que no se comporta a la ligera, sino cuidadosamente.

Lo contrario de religión es negligencia, descuido, desentenderse, abandonarse.

Frente a relego está nec-lego; religente (religiosus)

se opone a negligente.

ararat

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