miércoles, 14 de julio de 2010

¿Pesa el Alma 21 gramos?

They say we all lose 21 grams at the exact moment of our death.

Every one. 21 grams.

The weight of a stack of 5 nickels. The weight of a chocolate bar.

The weight of a humming bird.

Dicen que todos perdemos 21 gramos en el momento exacto de nuestra muerte.

Todos nosotros. 21 gramos.

El peso de una pila de 5 monedas.

El peso de una barra de chocolate. El peso de un colibrí.

Luego de escuchar tan tajante afirmación, uno acepta o no esto como verdad absoluta.

¿Pero alguna vez se han preguntado quienes dicen que perdemos 21 gramos al morir?

"En 1996, científicos de la universidad de Michigan dejaron 540 personas moribundas en camillas sobre una balanzas electrónicas de gran precisión y notaron que todos los cuerpos al fallecer perdían alrededor

de 21 gramos,

que aunque se ha investigado, no se ha podido descubrir de dónde."

Admito que hubiera sido un bello y misterioso resultado, que hubiera intrigado hasta al más escéptico, pero me decepcioné, porque me encontré con esto:

"En marzo de 1907, un doctor en medicina llamado Duncan MacDougall puso a 6 personas moribundas en diferentes balanzas que tenían una precisión de 3,2 gramos y 4 de esas personas experimentaron una pérdida de entre 10 y 40 gramos en los 15 minutos alrededor de su muerte."

Y sí, esa débil y vaga afirmación es lo que generó que tantos crean en que la continuidad de la personalidad a través del alma, luego de la muerte, es una realidad científica.

Y la bola de nieve del mito urbano creció tanto que un siglo después de ese experimento lleno de errores e incertezas, se filmó una película tan taquillera que terminó de diseminar una mentira en el resto de los que jamás habíamos escuchado de ella.


Y no digo que el alma no exista, ya que es un gran acto de FE,

simplemente digo que cada vez que escuchemos una afirmación tan científica sobre algo tan metafísico (por así decirlo), demos un paso atrás y nos preguntemos "¿sí, y qué tan seguros están de eso?".

La respuesta en este caso sería: realmente NADA.


Aceptamos el ALMA como en gran acto de FE,

menos aún que pesa 21 gramos.

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