viernes, 16 de julio de 2010

Shakespeare, la botánica y la neurociencia del amor

Recientemente en la revista Nature, el ecólogo Joan Ehrenfeld, de la Universidad de Rutgers, dedicaba una carta a explicar cómo

William Shakespeare utiliza en sus novelas pociones hechas a partir de ciertas plantas psicoactivas para favorecer químicamente el “romance” de sus personajes.

En el Sueño de una Noche de Verano, por ejemplo, Oberón usa zumo de pensamiento salvaje (Viola tricolor) por su capacidad de hacer

“que cualquier hombre o mujer se enamore locamente de la siguiente criatura que vea” (acto 2, escena 1).

También habla del Vitex agnus-castus, cuyo nombre científico hace referencia precisamente a sus propiedades anti-afrodisiacas, y que Shakespeare propone como antídoto a la viola.

En definitiva, según concluye Ehrenfeld, se puede aprender mucha neurobiología revisando las referencias que hay en la obra de Shakespeare al uso de fármacos para manipular los circuitos cerebrales asociados con el enamoramiento.

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