La rosa de los vientos servía para orientar a los navegantes.
Una brújula que marcaba el camino a seguir.
Qué útil y necesario! dirán algunos, y es cierto,
pero hay personas que toman la brújula
y apuntan directamente el camino que debemos tomar,
eso no es útil.
En otras ocasiones, solemos estar guiados por multitud de cosas que se nos presentan en la vida y que como ovejas de un rebaño seguimos.
Todos solemos seguir algún patrón.
Todos.
Aunque queramos ser diferentes y lo seamos tal vez en nuestro entorno, habremos adquirido algún patrón de algo o alguien para ser así, por muy diferente que nos consideremos.
Y está claro que no lo podemos evitar, pues en nuestra vida el contexto, nos influye.
Y está claro que no lo podemos evitar, pues en nuestra vida el contexto, nos influye.
Sin embargo y por ello, debemos ser capaces de páranos de vez en cuando, dejar de seguir el camino marcado y de no hacerlo, debemos asegurarnos de saber a dónde nos lleva, si será correcto ir hacia ese mismo camino o por el contrario tomar la decisión de escoger el otro.
Muchas veces por el miedo a equivocarnos no escogemos
el otro camino, por el temor decidimos coger el que todo
el mundo toma o el que nos dictan.
Sí, el miedo nos paraliza, pero el riesgo también puede ser excitante
y quizá (seguro) que resultará al fin el correcto.
Puede que nuestra vida esté regida por el destino,
pero en algunas ocasiones pensar eso es estar metido en una balsa
y que la corriente te arrastre sin llegar a pensar por nosotros mismos,
sin tomar los remos y remar, por la simple comodidad, por el simple temor a que nos caigamos por un precipicio…
Es cierto, pensarán algunos, pero seguirán arrastrados por esas corrientes que nos alienan hacia donde quieren…
Guiarnos por una brújula puede resultar -a veces- de gran ayuda si nos sentimos perdidos.
Pero deberíamos tener un juicio propio, critico, manejar nosotros
la brújula… esa convendría ser la orientación-elección- acertada.
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