Hoy soy un caníbal hambriento.
Guardo la visión más intensa de un futuro contingente.
Giran las ciudades y las islas son devoradas
por mares cada vez más agresivos.
Siento vértigo.
De escribir.
De leer todo lo que cae en mis manos.
El mañana es una medida.
Qué camino seguir.
Y en mi cabeza la salvaje teoría que me lleva a cualquier espacio.
Hoy no hay heridas ni amores desbocados ni versos.
Hay miedo. Locura. Nada.
Quizás esté dormido.
Dormido mientras todos despiertan.
Crecer de las cenizas y las manchas de tinta en los dedos.
Por qué escribir.
Por necesidad.
Tanto hielo. Tantas islas.
El futuro encerrado en una jaula.
Respirar. Caminar.
Articular ingenuos discursos.
Vivir una vez más.
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