martes, 8 de marzo de 2011

Buen día...

En el Día Internacional de la Mujer...

el mejor homenaje es tomar conciencia de...

Día de la Mujer: la violencia 
contra ellas registra cifras récord



Mientras escribimos estas líneas, otra mujer moría en un hospital del Gran Buenos Aires, luego de que su pareja la convirtiera en una pira, una modalidad criminal cada vez más frecuente desde que el ex baterista de Callejeros, Eduardo Vázquez, fuera acusado de incinerara a su esposa, Wanda Taddei, hace poco más de un año. 
Uno no quiere ni imaginar los gritos o el dolor de esas escenas que parecerían hundir al hombre en el punto más bajo de la civilización y asemejarlo a la bestia. 
Pero el asesinato de mujeres en el ámbito de la intimidad del hogar es, en cualquiera de sus formas (desde la incineración a los balazos, los golpes o puñaladas), la expresión extrema de una conducta social bastante instalada en nuestra cultura y que deviene del machismo.
Este sistema de valores está tan arraigado que hasta hace no mucho hablábamos de dramas pasionales en vez de violencia de género. Incluso se intentaba encontrar una justificación –para explicar lo que sucedía– en los celos, la ira, el exabrupto. 
Todas ellas emociones humanas. 
“Se le fue la mano”, dirían algunos, como poniendo un manto de piedad al espanto. 
A punto de conmemorar otro Día Internacional de la Mujer, 
es oportuno ver qué está pasando en nuestro país con el machismo, que se torna aberrante cuando deriva en sangre. 
A pesar de que las mujeres ocupan los lugares de decisión más importantes en el Estado y en la sociedad –no sólo tenemos una Presidenta: también hay ministras en la Corte Suprema de Justicia, en el gabinete nacional, mujeres en ambas cámaras del Congreso, en las Fuerzas de Seguridad y Armadas, así como en sitios clave en numerosas empresas–, aún no se ha borrado de la gran narrativa social el discurso de dominio de los varones por sobre las mujeres. 
Se nota en los programas de tevé en los que las mujeres son presentadas como objetos sexuales hasta en la calle, donde muchos se sienten con el derecho absoluto a editorializar sobre los cuerpos femeninos y, en ocasiones, humillarlos de la manera que se les antoja.
Pero ¿cómo llega un hombre a prenderle fuego a una mujer? 
Es muy difícil saberlo. 
Pero ése es el último capítulo de estas historias.

 Es que la base de sus registros son los diarios y las agencias noticiosas que nunca alcanzan a abarcar todo el universo de casos.

 Según estos cálculos, en 2008 hubo 208 muertes de mujeres por violencia de género; un año más tarde fueron 231 y en 2010, 260.

“Nos encontramos con una mujer cuya autoestima está destruida, paralizada por el miedo y sola”
 Miren si no el caso de Fátima Guadalupe Catán.
 Murió a los 24 años en su casa de Villa Fiorito, cinco días después de lo que habría sucedido el 18 de agosto de 2010: que su pareja, Martín Gustavo Santillán, de 31, la prendiera fuego. 
 A Verónica Medina, de 24, la quemó su pareja, Fernando Daniel Rodríguez, de 32, el 28 de enero delante de sus hijos.
  Estas dos chicas murieron después de la larga agonía de Wanda Taddei. 
Aunque este tipo de muertes no es nuevo en Argentina lo alarmante es que hayan comenzado a incrementarse después de que su historia saliera a la luz. 
En 2010 hubo once casos, la misma cantidad
 que en lo que va de 2011.
Civilización y machismo
“Las mujeres tenemos una desventaja porque es un colectivo social que ha sido sometido durante milenios”, señala la psicóloga Irene Meler, que dirige el foro de psicoanálisis y género de la Asociación Argentina de Psicología.

 “El machismo ha coincidido con la civilización.
 Es muy difícil que sea erradicado con tanta rapidez.
 El proceso en las democracias contemporáneas ha empezado después de las grandes guerras. 
Desde esa perspectiva, se ha avanzado muchísimo. 
No es posible revertir un proceso que lleva milenios en unas cuantas décadas”, agrega.

Sin embargo, dice Meler, en lo cotidiano “existen tanto actitudes de dependencia de las mujeres como de dominación masculina que son vistas como naturales. Y este dominio puede virar hacia el odio”.

 Odio que, cuando se transforma en heridas lacerantes o en carne y piel chamuscadas, ya no puede ser considerado como un acto privado ocurrido en el sacrosanto hogar, sino como algo que afecta a la sociedad toda.

La violencia de género, según Meler, se define como “ataques violentos de varones perpetrados contra las mujeres por el hecho de ser mujeres”. 
En la Argentina no hay cifras fidedignas sobre estos casos.

 Recién en las últimas dos décadas este debate ha penetrado
 en la sociedad civil, el sistema legal y el Estado, entre otras cosas, gracias a la insistencia de las organizaciones feministas.

“Lo que necesitamos es un registro único de violencia en el que consten las denuncias a la policía, a las salitas de salud, que sean registros únicos para saber qué casos hay. 

La ley de 2009 habilita este registro”, señala la legisladora.

 Pero, en año electoral, pareciera que no hay plata para estos fines.

Lo ves o no lo ves

La Oficina de Violencia Doméstica que depende de la Suprema Corte de Justicia también registró un número ascendente de denuncias. 

Sólo en enero de 2011, se produjeron 657.

 Dos años antes, la cifra había sido de 375. 
¿Qué está pasando? 
¿Hay más violencia o está más a la vista?

 No podemos tener una respuesta a ese interrogante.

 Las fuentes consultadas coinciden en que las historias de violencia de género, terminen como terminen, están unidas por un denominador común: el varón que trata a la mujer como si fuera una cosa.

Coincide con este análisis la socióloga Causa. 
“La familia es uno de los lugares donde se institucionaliza 
la violencia de género.
 Se dice: ‘él la mató porque era suya’. 
En la medida que en que sos un objeto, no hay respeto ni derecho asociado a la mujer. 
No es un par, es una propiedad.”

“Te voy a quemar”

“La violencia de género debe tomarse desde una perspectiva política y no policial.

 La violencia machista tiene que estar leída desde otro lugar”

Los rostros del dolor
Con sólo sentarse un rato en las oficinas de Lavalle 1250 se puede ver el rostro de la violencia de género: un desfile de mujeres desfiguradas por los golpes.

 Hoy una chica aparece también con un yeso en el pie derecho.

 La han partido y aún así, sonríe agradecida después de haber sido  escuchada.

La Corte, y en particular su vicepresidenta, Elena Highton de Nolasco, impulsó la creación de esta oficina (que funciona las 24 horas del día, todos los días del año pero no recibe denuncias telefónicas), porque le abrió una gran ventana a las víctimas para que las escuchen, las contengan y, también, para que denuncien a sus victimarios.

 Aquí las reciben con médicos, abogados, psicólogos, asistentes sociales. Una orden de no acercamiento (para el agresor), que antes demoraba entre tres y cuatro meses en expedirse, ahora puede llegar a salir en un tiempo récord de 20 minutos.

Aunque esta dependencia atiende sólo casos ocurridos en Capital Federal (las otras tres oficinas están en Salta, Tucumán y Santiago del Estero y por ahora no hay ninguna en la provincia de Buenos Aires),
 la Corte parece haber mandado con su apertura varios mensajes hacia el interior del sistema judicial mismo: por ejemplo, que los crímenes cometidos puertas adentro no son privados sino públicos.

Pero el sistema judicial es también un paquidermo pesado, y sobre un universo de casi 13 mil denuncias registradas desde septiembre de 2008, apenas hubo 42 procesamientos y un 0,2 por ciento de condenas. 

Aunque estos números son desproporcionados, Monferrán señala que hay avances, lentos pero seguros.

 Entre otras cosas, porque los fallos que están saliendo tienen mejores fundamentos, sentando una doctrina a favor de las víctimas. 

Aún, sin embargo, queda un largo camino por recorrer. 

“Tuvimos el año pasado 260 femicidios en la Argentina, que por supuesto es una cifra espeluznante. 

Cuando hablamos de seguridad hablamos de robos, en domicilios o  callejeros, de una cantidad de situaciones, y nunca jamás es que la inseguridad principal de las mujeres es la violencia de género.

 Es el machismo”, nos dice Merchán. Para pensarlo.

Dónde pedir ayuda
:

Oficina de Violencia Doméstica de la CSJN (no se atienden consultas telefónicas): Lavalle 1250
Dirección General de la Mujer: 0800-666- 8537
Casa del Encuentro: Rivadavia 3917, 4982-2550. Emergencias: 15-5938-4357.


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