Un trabajo teórico interpreta el libre albedrío de los experimentadores que estudian el entrelazamiento cuántico.
Uno de los efectos cuánticos más desconcertantes es el del entrelazamiento cuántico y su colapso en un experimento EPR.
En este tipo de experimentos se entrelazan cuánticamente
dos partículas que podemos llamar Alice y Bob y se disparan
en sentidos opuestos.
Los estados de de ambas partículas estarán indeterminados hasta
que una medida colapse el estado de una de ellas, entonces, automáticamente, el estado de la otra quedará totalmente determinado y de manera instantánea, incluso si median años luz
de distancia.
Aunque no se viola la causalidad relativista,
pues el proceso no trasmite información, no deja de ser sorprendente.
Si además tenemos en cuenta que la primera partícula en ser medida depende de nuestro sistema de referencia según la Relatividad Especial, no es de extrañar que esta “acción a distancia”
le desagradara tanto a Albert Einstein (la E de EPR).
La solución que se propuso en un principio fue el afirmar
que la Mecánica Cuántica (MC) no es una teoría final,
sino una suerte de aproximación estadística a una teoría
más fundamental que tendría unas variables aún por descubrir
y que se denominaron “ocultas”.
Gracias al trabajo teórico de Bell con sus desigualdades se pudo demostrar más tarde que tal teoría de variables ocultas no existía.
Los experimentos, por tanto, descartan correlaciones ocultas entre partículas en las que los resultados de las medidas están de acuerdo desde un principio.
La Naturaleza parece ser tan extraña como estos experimentos dicen, cuyos resultados no son fruto de nuestra ignorancia,
sino de una física real y sorprendente.
El proceso de medida en MC también ha hecho correr ríos de tinta
y todavía no está del todo solucionado al gusto de todos.
Aunque se han propuesto buenas soluciones, también ha dejado abierta la puerta a cantamañanas sin escrúpulos que introducen misticismo en el asunto, y hablan del supuesto papel
de la consciencia en el proceso de colapso
(algo que vende muchos libros de “divulgación”).
No obstante, la naturaleza de la MC ha hecho que los físicos reconsideremos su propio papel en este tipo de procesos.
Imaginemos que una mano invisible forzara a los experimentadores
a realizar medidas que siempre den lugar a este extraño
acuerdo en los experimentos EPR de acción a distancia.
Ahora, Jonathan Barrett de la Universidad de Bristol y Nicolas Gisin
de la Universidad de Ginebra nos proporcionan una nueva perspectiva a este problema.
Asumen que el entrelazamiento se da como un mecanismo cuántico que prohíbe, entonces se preguntan cuanta libertad tiene
el experimentador que tener para descartar la posibilidad
de interferencias ocultas.
La respuesta es interesante.
Según estos dos físicos si se comparte alguna información entre
el experimentador y las partículas que mide,
entonces el entrelazamiento puede ser explicado por algún tipo
de proceso oculto que es determinista.
Esto, en términos prácticos, viene a decir que no hay información compartida entre un generador de números aleatorios que determine los parámetros del experimento y las partículas que son medidas.
Pero lo mismo se mantiene para los experimentadores
y no hay información compartida entre ellos y las partículas
que miden.
En otras palabras, tienen libre albedrío.
Es más, si un experimentador carece de sólo un poquito
de libre albedrío entonces la MC puede ser explicada en términos
de variables ocultas.
Pero si aceptamos la validez de la MC entonces podemos
ser capaces de estudiar la naturaleza del libre albedrío.
Claro que, todo depende de lo que entendamos
como libre albedrío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario