En la década de los 50, se propusieron demostrar este concepto matemáticamente.
En los 60, se ideó una nueva manera de probar la teoría:
Al azar se seleccionaron varias personas del medio oeste estadounidense
para que enviaran tarjetas postales a la otra punta del país.
Los remitentes conocían el nombre del destinatario,
su ocupación y la localización aproximada.
Se les indicó que enviaran el paquete a una persona que ellos conocieran directamente y que pensaran que fuera la que más probabilidades tendría,
de todos sus amigos, de conocer directamente al destinatario.
Esta persona tendría que hacer lo mismo y así sucesivamente hasta que
el paquete fuera entregado personalmente a su destinatario final.
Aunque los participantes esperaban que la cadena incluyera al menos cientos de intermediarios, la entrega de cada paquete solamente llevó,
como promedio, entre cinco y siete intermediarios.
Lo que inspiró el nombre seis grados de separación para explicar esta conexión global entre todos los seres humanos.
Seis grados de separación es la teoría de que cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona en el planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cuatro intermediarios.
El concepto está basado en la idea que el número de conocidos crece exponencialmente con el número de enlaces en la cadena,
y sólo un pequeño número de enlaces son necesarios para que el conjunto
de conocidos se convierta en la población humana entera.
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