No, no es un error.
Casiopea tiene una “r”, pero escrita como la decimoséptima letra del alfabeto griego, que se lee “ro”.
Se trata de una estrella muy especial de esta constelación con nombre de nereida que reconocemos fácilmente en el cielo por la disposición de sus cinco estrellas principales en forma de W.
Gracias a “ro”, la estrella que anunció la entrada en el nuevo milenio perdiendo en dos meses y de forma violenta una masa equivalente a una décima parte del Sol, y tras dos años de análisis de datos de esta explosión estelar, Casiopea recupera popularidad.
Casiopea ya era famosa en la mitología: presumió tanto de su belleza, que provocó la furia de las demás ninfas marinas y, como consecuencia, su hija Andrómeda fue encadenada a una roca y ofrecida en sacrificio a la ballena enviada como castigo por Poseidón. (Suerte que Perseo pasó por allí y la liberó de sus cadenas).
En esta constelación, el astrónomo Tycho Brahe (1546-1601) descubrió en 1572 una supernova que alcanzó una gran luminosidad.
Pero Casiopea también era conocida en astronomía por albergar cúmulos abiertos de estrellas, como M 52 o M 103, y la bella Nebulosa de la Burbuja (NGC 7635).
Ahora, los astrónomos han descubierto el comportamiento anómalo de otro de sus puntos luminosos: la estrella “ro”, que de forma periódica sufre una gigantesca explosión, aunque misteriosamente no llega a destruirse como supernova y, en apariencia, se recupera como si nada.
Es la reina del espectáculo: la estrella del transformismo, que sale a escena cada cincuenta años, según han calculado los astrofísicos.
La última explosión fue grabada en directo y en el momento crítico a finales del año 2000 por un equipo internacional de astrónomos con el Telescopio “William Herschel”, desde el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma.
El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) forma parte de este equipo, junto con varios centros y observatorios de Estados Unidos, Países Bajos, Finlandia y Rusia. La Asociación Americana de Astronomía acaba de hacer públicos estos resultados.
Competencia en el cielo
Sólo hay unas diez estrellas hipergigantes como la “ro” de Casiopea en nuestra galaxia. Pero hasta ahora sólo sabíamos de otra estrella de comportamiento similar, con pérdidas de masa tan enormes:
la famosa eta Carinae, una estrella variable que desprende tres millones de veces más energía que el Sol y que se observa a simple vista (de cuarta magnitud cuando Edmund Halley la descubrió en 1677, de primera en 1827 y de sexta en la actualidad).
El investigador del IAC Garik Israelian, uno de los astrónomos del equipo internacional que ha observado "ro" de Casiopea, asegura que el secreto está en la masa.
“Cuánto más masiva es una estrella –ha dicho-, más combustible posee para generar energía en su gigantesco ‘horno’ de fusión nuclear.
Esto es lo que la convierte en una estrella muy luminosa y caliente; la gran luminosidad ejerce un efecto contrario al de la gravedad, llegando a provocar que algunas partes de la superficie de la estrella puedan salir disparadas.”
Tras observarla recientemente y teniendo en cuenta lo “nerviosa” que de nuevo parece y los kilos que se está quitando de encima, los astrónomos han dado la alerta:
la estrella “ro” de Casiopea podría explotar en cualquier momento. De ahí que hayan invitado a todos los observadores disponibles a que no la pierdan de vista, labor que astrónomos aficionados de varios países realizaron con anterioridad para este estudio.
Nuestra gran estrella del espectáculo podría ser el origen de una supernova, de una hipernova o, quizá, de una GRB o explosión de rayos gamma, el fenómeno más energético del Universo y que más intriga a los astrónomos en los últimos años.
Más no teman, “ro” de Casiopea se encuentra a unos 10.000 años luz de nosotros y no es probable que la onda expansiva nos alcance por ahora.
Carmen del Puerto es Doctora en Ciencias de la Información
y Jefa de Ediciones del Instituto de Astrofísica de Canarias.
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