jueves, 14 de julio de 2011

Paradoja del lingote de plata (viajes en el tiempo)


Hoy hablaré sobre una de las paradojas que se dan en los “viajes en el tiempo”, la cual imposibilita que haya tales viajes al pasado.
Supongamos que nos hemos hecho, por medios lícitos para evitar más problemas, con un lingote de plata
 (somos suficientemente humildes como para no haber tomado uno de oro…).
Ahora vamos al banco y lo guardamos en una caja fuerte 
(aunque tal y como están las cosas sería dejarlo en casa…),

Por ejemplo hoy, 19 de octubre.

Una vez con el lingote resguardado, nos olvidamos de él por un año, y al año siguiente (19 de octubre de 2011) nos tomamos nuestra maquinita del tiempo y retrocedemos un día: al 10 de octubre de 2010.

Entonces vamos al banco, tomamos el lingote, y nos le llevamos
 a casa (regresando a nuestro presente: 19 de octubre).

A continuación nos volvemos a montar en la máquina
 y vamos dos días antes: al 17 de oct.

Y repetimos nuestros pasos: vamos al banco y recogemos nuestro lingote (que estará allí ya que le sacamos el 19,
 así que el 18 estaba),
Llevándonoslo de vuelta a casa, al día 20.

Aquí introduzco (por mi cuenta) una pequeña diferencia para evitar posibles “subparadojas” que podrían salir:

 los lingotes que recogemos, suponemos que los guardamos en un bolsillo de nuestro abrigo, ya que si los dejamos en nuestra casa los días 20, podría argumentarse que al variar el pasado
(el día 19 o 18) se variaría el presente
 (es decir, lo que existe en el día 20).

Reiterando este proceso para los días 18, 17, … 
hasta llegar al día 20 de 0ctubre de 2010 (mañana),
 hemos conseguido tener 365 lingotes de plata
 (suponemos que el banco tiene personal trabajador que abrían domingos, festivos, y demás), partiendo de uno.
 De hecho, los 365 lingotes serán exactamente iguales,
ya que en realidad son el mismo.
Si en vez de una vez al día vamos 12 veces al día, y bien dejamos el lingote varios años, en vez de solamente uno, podríamos obtener una gran cantidad de lingotes de plata con más que realizar suficientes viajes.
Esto sería una muy buena manera de hacerse rico, 
ya que solo necesitas… 
viajar mucho (lo de tener o no una máquina del tiempo 
lo consideramos irrelevante…
 ¡quién no tiene una en el garage!).


Problemas y paradojas derivadas



Ahora bien, para empezar se nos presentaría un problema en el que cualquier tasador ya habría caído: cada lingote lleva un código o número que le acredita como “legal”, así que como todos nuestros lingotes tienen el mismo código (recordemos que son exactamente iguales), no podríamos vender más que uno solo.

Como principal alternativa, por supuesto, sería el marcado negro…

Pero bueno, esto solo sería un problema de “administración de recursos”, vayamos ahora al problema físico.

Hemos obtenido una gran cantidad de lingotes a partir…. 
de la nada (o estrictamente, de uno).

Aquí hay que comentar una de las leyes fundamentales de la física:

 la conservación de la energía, que nos dice que no podemos crear energía de la nada, sino que para obtener una energía la hemos 
de haber sacado u “convertido” de otro sitio. 

Por ejemplo el frigorífico la saca de la corriente eléctrica;
 ésta lo saca de una central nuclear o un parque eólico por ejemplo,
 y éstos a su vez lo sacan de perder material radiactivo,
 o de la energía que traía el viento. 

Y así seguiría.

Así que, como queda patente en nuestro viaje, hemos sacado
 los lingotes de la nada, ya que además, para poder obtener dichos lingotes a partir de solamente energía, necesitaríamos una enorme cantidad de ésta, mucho mayor que la que te pueden producir
 una central nuclear incluso.
Por lo tanto, es imposible obtener este resultado.
Por si fuera poco con los lingotes, situémonos en el lugar donde “aterrizas” con la máquina del tiempo.
 Para un espectador que estuviera en ese lugar, acaba de ver aparecer una máquina, una persona y una campera llena de lingotes, de la nada (no me extraña que saliera corriendo…).
Para acabar, solo comentar que, aparte de las anteriores paradojas que prohíben que haya tal viaje, hay otra perspectiva desde la que se prohíbe, la puramente matemática:

 la Conjetura de consistencia de Novikov, elaborada por el astrofísico Igor Novikov a mediados de los 80, y que demuestra (a grandes rasgos) 
que cualquier evento que exista, si provoca una paradoja,
 o cualquier cambio en el pasado, entonces la probabilidad 
de que este evento ocurra es cero, es decir,

 no puede suceder.


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