La conocida ecuación de Drake estima el número de civilizaciones en la galaxia cuyas emisiones electromagnéticas son detectables.
La ecuación adopta la forma
N = R* • fp • ne • fl • fi • fc • L ,
donde N es el número de civilizaciones en la galaxia Vía Láctea cuyas emisiones electromagnéticas son detectables; fp es el ritmo de formación de formación de estrellas apropiadas para el desarrollo de vida inteligente; fp es la fracción de dichas estrellas con sistemas planetarios; ne es el número de planetas, por sistema solar, con un medio ambiente apropiado para la vida; fl es la fracción de planetas apropiados en los que de hecho surge la vida; fi es la fracción de planetas con vida en los que surge vida inteligente; fc es la fracción de civilizaciones que desarrollan una tecnología que emite signos detectables de su existencia al espacio; L es el periodo de tiempo durante el cual estas civilizaciones emiten señales detectables al espacio.
Muchas de las investigaciones que se llevan a cabo actualmente en astronomía, astroquímica o astrobiología permiten afinar la valoración de cada uno de los componentes de la ecuación.
Sin embargo, es muy conocida la estimación que hace N = L, esto es, el número de civilizaciones detectables sería igual al tiempo que están emitiendo de media. Este tiempo de emisión medio viene determinado por dos posibilidades de principales para el cese de las emisiones: la autodestrucción y el desarrollo de nuevas formas de comunicación.
En cualquier caso, y basándose en esta ecuación, se llevan décadas empleadas en la detección de vida inteligente extraterrestre en los proyectos SETI.
Pero ¿está completa la ecuación desde el punto de vista SETI?
Esa es la pregunta que se ha hecho Marko Horvat de la Universidad de Zagreb y a la que ha respondido no.
Horvat afirma que se puede calcular la probabilidad de detectar señales de radio extraterrestres teniendo en cuenta qué tipo de emisiones de radio extraterrestres son posibles, qué propiedades tendrían y qué limitaciones imponen las comunicaciones de radio interestelares.
Horvat ha llegado a la conclusión (en contra de la intuición) de que el máximo de probabilidad de contacto se alcanza con N grandes pero con L pequeños, es decir, las posibilidades son máximas cuando existen muchas civilizaciones con tiempos de vida relativamente cortos.
Si hay pocas civilizaciones que viven mucho tiempo las probabilidades caen a prácticamente cero, porque desarrollan medios de comunicación diferentes a las señales radioeléctricas.
Otro punto interesante es que Horvat asume unos medios de detección mejorados y que se busca de forma sistemática y continuamente.
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