jueves, 1 de septiembre de 2011

Medicina emocional


Sentada frente a un libro y con una taza de café, miré por la ventana y me dio por pensar en las historias que no se acaban.     

Esos fantasmas que dejas por el sendero y cuya aparición puede provocarte un fallo cardíaco. Un infarto emocional. 

Historias que se acaban por falta de adrenalina, o de comunicación, o porque cada uno toma su propio camino. 

Memorias que se quedan encalladas en las arterias y provocan falta de oxígeno en el resto del cuerpo. 

Yo me pregunto si esos fantasmas están porque ellos quieren o porque nosotros lo deseamos. Porque muchas veces me descubro limpiando los suelos de misvenas, pero acabo poniéndome una pastilla debajo de la lengua por las noches para evitar el susto mientras duermo.

 Como bien decía mi abuela,
 quién me entienda que me compre.

vía: Belén in red

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