más peliagudos y que causa más controversia de nuestra historia debido a la mentalidad humana
y la forma en que se realizo.
Si esto fue así… ¿qué ocurriría si conquistásemos un planeta completamente distinto al nuestro?
Esta idea es la que presenta Ray Bradbury en su clásico Crónicas Marcianas, escrito en los años cuarenta del siglo pasado y establecido ya no solo como un referente de la ciencia ficción si no como un icono de la cultura pop de nuestra sociedad.
Argumentalmente, la obra se divide en veinticinco relatos que presentan la cronología de la colonización de Marte, nuestro vecino rojo, por parte del hombre entre los años 1999 y 2006.
De esta manera, cada uno de los relatos es en sí una pequeña historia completa que cobra su verdadero significado cuando se sitúa en el conjunto global de la historia.
A lo largo de unas 250 páginas podemos conocer los esfuerzos humanos no solo por llegar al planeta rojo, si no por entablar contacto con su población, una de las mejores representaciones de un organismo extraterrestre que he leído jamás; o por colonizar el árido desierto que compone el planeta.
Durante esta larga hazaña espacial, podemos reconocer perfectamente los síntomas del colonialismo humano, en una comprensión perfecta de la psique humana por parte de Bradbury.
Podemos sentir, conforme pasamos las páginas, como la incipiente sed de aventura y conocimiento se ve reemplazada por la simple avaricia y la apropiación de aquello que, en realidad, no es nuestro.
El estilo de escritura del autor es soberbio, no en vano es uno de los grandes escritores del siglo XX, y es capaz de mantener al lector pegado al libro incluso cuando se relatan las partes mas monótonas de cada relato.
Sorprende, a su vez, la marea de detalles, incluso inútiles, que Bradbury deja a lo largo de la lectura, permitiendo dotar de un impresionante aire de credibilidad a la civilización marciana.
Como punto negativo, quizás se pueda poner la falta de coherencia entre distintas historias.
Si bien el relato de la colonización marciana es sólido, se echa en falta una mayor conexión entre historias y personajes, similar a la que consiguió Asimov con sus obrasFundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación.
Incluso se puede achacar esta falta de coherencia a los diferentes estilos que cubren los veinticinco relatos de la compilación.
Sin embargo, y pese a estos detalles negativos, el resultado global es excelente.
Crónicas Marcianas es un clásico fácil de leer y que todo aficionado a la ciencia ficción debería tener en cuenta.
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