En un lecho de hierbas húmedas
se adormecen las sombras.
Los grillos rompen el silencio
que se funden disueltos
en la Vía Láctea,
vomitando estrellas.
En la penumbra
quedan agazapados
los pájaros dormidos
la lechuza taciturna y vigilante;
las sombras quedan redimidas
a un simple espejo en el agua
y se transforman en solo simplezas.
Siempre lo mismo desde edades ancestrales,
oscuridad, quietud, murmullos,
aguas calmas viajando en sus caudales.
Todo íntimo y secreto
con la luna estancada y entumecida
en medio del terciopelo de la noche insoslayable.
Luna ciega
agónica y nocturna
señal que presagia
que mueren los días enhebrando edades.
El estigma de la madrugada
aparece irresoluta y desenfrenada
sin vigilia ni insomnio.
Solamente, llega. ©
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