miércoles, 2 de noviembre de 2011

Aquí... ahora.


No recuerdo cuántas montañas rusas me he regalado,
creo que una o dos.

Empeñado en saber, en comprender.

 Recuerdo marearme simplemente al estar parado frente a ellas,
 querer correr, necesitarlo. 

Pensar que la solución estaba fuera de ellas. 

Que podía controlar lo que pensaba de mí, 
la interpretación de lo que digo, de lo que escribo,
 de lo que imagino, lo que siento.

Sé que la certeza tendrá sentido apenas este instante. 

¿Qué podemos conocer, salvo esto? 

Quizá la magia está en correr sin pensar en ganar.

En saber que para siempre son veinte minutos,
lo mismo que veinte años luz. 

De repente es miércoles y me descubro pensando que Descartes igual nunca supo que tenía razón.

 Eso de que es posible que saber signifique saber que no sabemos. 

O que es imposible saber.

No hay comentarios: