La vida está llena de mensajes en botellas,
mensajes de auxilio,
mensajes desesperados con la única intención
de que en algún momento, alguien los encuentre.
Lo malo es que, a veces,
no queremos encontrar esas botellas.
Me gustaría que leyeran esta carta de un naufrago, encontrada en una botella.
Escrita por Rodolfo Serrano –padre de Ismael Serrano.
Hace ya 7 meses 3 días y 2 horas, naufragué en esta isla
que no está en ningún mapa.
La primera semana lloré como un muchacho asustado
y el miedo vino a vivir conmigo.
Luego, maldije a Dios los 15 días siguientes.
Y me pasé 3 días sin agua y comida.
Los siguientes dos meses he añorado tu cuerpo y soñado
con el tibio roce de las sabanas.
Cada noche encendía hogueras en los montes,
pendiente de que un barco pasara por delante de esta isla maldita,
en la playa dejaba mensajes de socorro, pidiendo que vinieras.
Arroje 100 botellas con mensajes urgentes y durante 3 meses aprendí
que la vida, es un cangrejo, un fruto, el agua del torrente,
el sol que cada tarde pintan de rojo el agua.
Ya no siento temores...
recuerdo vagamente que mas allá del mar hay fusiles y espadas
y hombres que maldicen haber nacido un día.
Que aquel mundo era una isla de monstruos.
Ayer me desperté cantando sin que nadie me dijera,
estás loco...¿a qué viene tanta alegría?
Y cada tarde escribo en la arena unos versos que borran
las mareas y que de nuevo escribo.
Hoy, he visto pasar un barco no muy lejos,
he apagado raudo la luz de las hogueras
y he borrado todos los mensajes de auxilio.
Afortunadamente el buque...
ha pasado de largo
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