Imaginemos que un día nos encontramos con un ser extraterrestre.
¿Cómo sabremos que es inteligente y no es, por ejemplo,
una mascota abandonada por su dueño marciano?
Una excelente caracterización de la inteligencia la dio el escritor de ciencia ficción David Alexander Smith.
Cuando un periodista le preguntó
¿qué es lo que hace a un personaje un buen alienígena?
Smith respondió:
“En primer lugar, a diferentes situaciones tiene que dar respuestas inteligentes aunque sean inescrutables.
Quien contemple debe el comportamiento del alienígena debe poder decir
‘no sé cuáles son las reglas mediante las que decide, pero lo cierto
es que actúa siguiendo un conjunto de reglas’.
El segundo requisito es que los alienígenas se interesen por algo.
Tienen que querer algo y obrar para lograrlo superando los obstáculos”.
Tomar decisiones racionales es hacerlo en base a unos principios
que se adecuan, por ejemplo, a la realidad.
Si nuestro alienígena se dedicara a chocar con los árboles o si después de ver entrar a tres depredadores en una cueva y salir a dos, entrase en ella
como si no hubiese nadie, no lo catalogaríamos de racional.
También es cierto que estas reglas se ponen en servicio a un objetivo,
a algo que se quiere y se busca superando todos los obstáculos del camino.
Si el extraterrestre quiere darse de cabezazos contra los árboles
o encontrarse con un león, entonces sí está obrando inteligentemente.
Esto tiene otra lectura: mientras no conozcamos las motivaciones,
los objetivos del extraterrestre, la idea misma de inteligencia
carece de sentido.
Si no fuera así, no podríamos dejar de aplaudir de la inteligente amanita phaloides su habilidad para crecer exactamente donde crece o concluir
que las piedras son más inteligentes que los gatos porque atinan
a irse cuando se les da un puntapié.
Claro que también hay que superar obstáculos.
Romeo quiere a Julieta como las limaduras de hierro al imán:
irán a encontrarse por el camino más corto.
Pero si se interpone una pared, ni Romeo ni Julieta se quedarán
con la cara aplastada contra la pared como lo hacen las limaduras
y el imán sobre una cartulina.
Un objetivo al que se quiere llegar siguiendo unas reglas
y salvando obstáculos: una buena caracterización de la inteligencia…
aunque no sea una definición.
la ciencia de tu vida
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