domingo, 13 de noviembre de 2011

EL PRINCIPITO - Saint-Exupèry


La puesta de sol - Saint-Exupèry
Ah, principito,
 ¡cómo he ido comprendiendo lentamente tu vida melancólica! 

Durante mucho tiempo tu única distracción fue la suavidad de las puestas 
de sol.

 Este nuevo detalle lo supe al cuarto día, cuando me dijiste:

—Me gustan mucho las puestas de sol; vamos a ver una...
—Tendremos que esperar.
—¿Esperar a qué?
—A que el sol se ponga.

Pareciste muy sorprendido, primero, y después te reíste de ti mismo. 

Y dijiste:
—Siempre me creo que estoy en mi tierra.

En efecto, como todo el mundo sabe, 
cuando es mediodía en Estados Unidos, en Francia se está poniendo el sol. 

Sería suficiente poder trasladarse a Francia en un minuto para asistir
a una puesta de sol, pero desgraciadamente Francia está demasiado lejos.

 En cambio, sobre tu pequeño planeta te bastaba arrastrar la silla algunos pasos para presenciar el crepúsculo cada vez que lo deseabas.

—¡Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces!

Y un poco más tarde añadiste:

—¿Sabes? 

Cuando uno está verdaderamente triste,
 le gusta ver las puestas de sol.

—El día que la viste cuarenta y tres veces estabas muy triste,

 ¿verdad?

Pero el principito no respondió.

No hay comentarios: