JUEVES 19 DE JULIO DE 2007
Llevo pensando mucho tiempo en que experiencia será la ruptura del equilibrio que alberga mi mente, me habrá llegado la hora e inevitablemente estaré solo, solo con mi individualidad.
Al romperse el equilibrio que mantiene estable en el transcurso del tiempo un punto o foco referencial aparentemente de carácter absoluto, creo que mi Conciencia se diluiría infinitamente en infinitos puntos referenciales, pero perdiendo la identidad individual que poseo.
Dejarían de ser experiencias, pues sería parte del todo pero de manera instantánea, ya que creo que el presente es así, y al carecer, por lo tanto de tiempo, no soy capaz de concebir diferencia entre el todo y la nada en ese estado existencial. Pensemos que todos los presentes a la vez solo formarían un solo presente, total, pero instantáneo. Desde esta lógica de análisis de la existencia no hay diferencia entre nada y todo.
“Nada" es un punto espacio-temporal inalterado, no se manifiesta, no cuenta ni es referencia de nada. Ni siquiera se puede concretar, forma parte de un todo relativo, sin identidad propia, no existe como tal.
Pero si pasamos a formar parte de esta "nada" pasaría a serlo todo para nuestra percepción.
Percepción subjetiva en un proceso de absorción de método incompleto y dimensional, necesitando el infinito para su total asunción; y sería en el infinito donde estaría su "totalidad".
Mientras tanto seríamos el procedimiento, la existencia.
“El todo y la nada son conclusos, no existen.”
¿Alguien se acuerda de cómo empezó todo? No me refiero a lo analizable físicamente como algo externo, sea el big-bang o lo que en el futuro predomine como teoría de Génesis. Me refiero al principio.
“El todo y la nada son conclusos, no existen.”
¿Alguien se acuerda de cómo empezó todo? No me refiero a lo analizable físicamente como algo externo, sea el big-bang o lo que en el futuro predomine como teoría de Génesis. Me refiero al principio.
Cuanto más retrocede uno en la memoria más difuso, dudoso, y escaso lo recuerda; hasta el punto de no poder concretar qué ni como fue lo primero.
Y, ¿qué somos. De qué estamos hechos?
Somos tiempo; quizás sucesos nacidos de nuestra iniciativa. O, tal vez padecimientos que forman una consecución temporal, de los cuales somos conscientes.
Si somos ellos y somos conscientes de ellos, seríamos conscientes de nosotros, de nuestra propia existencia.
Pero si siendo padecimiento de sucesos no fuésemos observador de ellos, como por ejemplo un cristal, al no tener consciencia de nosotros mismos, sino, formamos parte de lo padecido por un observador, formando así parte de su existencia;
¿Independientemente a eso existiríamos?
¿Por qué somos de pensamiento único, individual?
¿Independientemente a eso existiríamos?
¿Por qué somos de pensamiento único, individual?
Y, ¿qué es el tiempo?,
del que dependemos para mantener nuestra identidad.
Tal vez nuestra consciencia se fue formando progresivamente debido a la continua retención de los acontecimientos que hemos ido padeciendo desde que hemos empezado a ser capaces de hacerlo por el desarrollo de nuestro órgano
Tal vez nuestra consciencia se fue formando progresivamente debido a la continua retención de los acontecimientos que hemos ido padeciendo desde que hemos empezado a ser capaces de hacerlo por el desarrollo de nuestro órgano
de la memoria hasta formar espontáneamente un método estable capaz de mantener una identidad; pero con un equilibrio con las suficientes variables abiertas como para permitir al sistema enriquecerse, explorar nuevos métodos de equilibrio
y permitir la espontaneidad y por supuesto la iniciativa.
De esta manera, sin un dedo milagroso que aportase la consciencia desde otra naturaleza, (algunos dirían que divina), y solo debido a la espontaneidad del sistema; de la misma manera al romperse el equilibrio desaparecería la consciencia,
y al destruirse los datos memorizados desaparecería la identidad.
Solo seríamos algo en la existencia consciente de otra identidad como mucho.
¿Qué es lo que nos aporta la capacidad de memorizar?
Un método de retención de las sensaciones que nuestro organismo interpreta de vidas a padecimientos externos a nuestros pensamientos y también la retención de las nuevas derivas de nuestro propio pensamiento; para todo ello poder revivirlo de una manera incompleta e imperfecta, pero suficiente para crear un hilo de continuidad de la identidad, así como avanzar en un desarrollo interpretativo más global produciéndose la conclusión causa-efecto en las consecuciones.
El método por el que lo hacemos lo llamamos tiempo; pero solo es el nuestro, el mío, solo es parte de mi, de mi yo, o de nuestro yo; por eso es subjetivo.
¿Existe el tiempo objetivo?
Podría ser entonces un tiempo físico, pero debido a nuestra manera subjetiva de asimilarlo tendría que ser relativo, relativo a nuestra subjetividad.
¿Existe el tiempo objetivo?
Podría ser entonces un tiempo físico, pero debido a nuestra manera subjetiva de asimilarlo tendría que ser relativo, relativo a nuestra subjetividad.
Pero, desde luego, no creo que el tiempo exista por sí mismo, sino que es un método, bien subjetivo, o relativo a nuestro método subjetivo.
Pero si estamos hechos de efectos padecidos y su interpretación temporal,
¿de qué estaría hecha una sal, o una molécula de agua?
Desde nuestra subjetividad estaría hecha de los acontecimientos que padezcamos de ella, así como de las conclusiones que de ellos asumamos.
Por eso forma parte de nuestro mundo temporal, así como el resto de acontecimientos padecidos, aunque para su asimilación causa-efecto tengamos que servirnos de un método con infinitas posibles direcciones nacidas de manera focal desde nuestro presente y con un solo sentido causa-efecto; es lo que concebimos como sensación de espacio en el tiempo, que al igual que éste, sería subjetivo a nuestra existencia individual, siendo parte de nuestro método y siendo físicamente relativo a cada espacio subjetivo existente.
Así que en definitiva lo que formamos con la interpretación en el tiempo de todo lo que padecemos directa o indirectamente no es otra cosa que un universo subjetivo en evolución, en un proceso continuo de incompleta asimilación y padecimiento espacio-temporal; que desaparecerá con la desaparición de nuestra identidad, y nuestro presente es el centro de nuestro universo subjetivo e individual, y solamente por deducción podremos asumir un universo objetivo, físico, pero relativo en padecimiento al nuestro.
Por eso no podemos identificarnos en esa sal, no la podemos padecer directamente, solo podemos deducir su existencia mediante los efectos en el tiempo que ésta provoca indirectamente en nosotros, en el centro subjetivo de nuestro universo.
La sal no está en el presente.
He de decir que no creo que haya un presente físico absoluto, válido para cualquier subjetividad; aunque en la actualidad ya existen métodos matemáticos de aplicación para solventar este problema de análisis y transformar un efecto correspondiente a un presente subjetivo en su equivalente desde otro presente subjetivo, al menos aceptablemente por ahora.
Esto nos ayuda a interpretar mejor un universo objetivo, neutro.
El entender las cosas desde otra perspectiva nos ayuda a enriquecer nuestro conocimiento de ellas, pero cuidado, en este caso no deberíamos olvidar en el proceso que solo es un método al fin y al cabo.
Un universo objetivo carecería de centro único, todas sus referencias serían el centro y el presente, carecería por lo tanto de un método focal necesario basado en espacio-tiempo.
Sería concluso, cerrado, absoluto, y en definitiva, ajeno a nuestra capacidad
de observación-padecimiento.
Y volviendo al presente subjetivo, éste es instantáneo, carece de espacio-tiempo, mientras que los presentes posteriores están en una cuenta atrás espacio-temporal, teniendo su instante subjetivo en el centro focal.
Pasando a ser posteriormente un presente anterior al instante referencia.
Los presentes posteriores son relativos a el resto de focos o identidades físicas y cuando son asumidos como presente actual pasan a ser absoluto (ya explicaré luego lo que esto implica).
Cualquier presente asumido con independencia de los demás implicaría la no conexión con ellos y pérdida de identidad existencial, pasaría a ser nada.
Entonces, si un foco subjetivo necesita un vínculo continuo entre sus infinitos presentes, ¿cual es?
Solo soy capaz de concebirlo de una manera.
Cualquier punto absoluto existente es una singularidad activa, que sucede, pero sucede desde sí misma, siendo el foco de sus sucesos.
Todo lo que eso sucede lo es desde y como presente.
El padecimiento de su existencia o sucesión es desde otras posibles infinitas singularidades existentes, asumiendo su totalidad existencial desde la dimensional dad, mediante un continuo asumir y padecer del desdoblamiento de su totalidad en infinitos presentes instantáneo (pues son presentes) en el transcurso de un tiempo que deriva necesariamente al infinito.
¿Cómo se interpretaría este método focal de la existencia?
Ya he dicho que el espacio-tiempo no existe desde un universo objetivo, que solo es un método de nuestra subjetividad.
Pero, ¿qué método?
Aquí puede que se mosqueasen Descartes y Euclides,
pero el pensamiento tiene que seguir a delante.
Una totalidad desde fuera no es nada, una singularidad conclusa inactiva.
Una totalidad desde su padecimiento es infinita en su conclusión, necesitando para su padecimiento una singularidad activa o foco de referencia y una dimensión de desarrollo de naturaleza infinita, sin límites; pero inevitablemente focal.
En esta dimensión se asumiría la totalidad de manera progresiva mediante el presente, siendo éste constante y de naturaleza infinitesimal respecto a la totalidad a la que pertenece.
Un foco sería consciente de sí mismo si poseyese la capacidad de mantenerse en un contacto continuo con este desarrollo desde fuera, sin ser concluido por el presente.
Manteniéndose en b el continuo transcurrir del presente actual sin pasar al estado absoluto (por eso pienso que somos tiempo).
Se padecería como una partícula que flota en la cresta de una ola que ocurre o se traslada en el mar, lo padece todo desde fuera, pero mientras se mantenga en la cresta seguirá padeciéndolo desde esa perspectiva; mientras que al caer pasaría a formar parte de las partículas de agua indiferentes del lugar en que cayó (no me gustan las comparaciones, pues cada cosa es lo que es y no otra por muy similar que parezca).
Pero desde los infinitos posibles focos no conscientes es un proceso de asimilación y acumulación.
Esto es básico, pues implica que los presentes anteriores al actual pasan a ser absolutos y concluidos solo para el foco referencial, y mientras para la consciencia dejan de ser u ocurrir, si ocurren para el resto de partículas elementales
o focos absolutos.
Es lógico pues todo pertenece a una totalidad infinita en la
que todo está en todo en su conclusión.
Y pasando a la definición espacio-temporal, el foco referencial y subjetivo sería la identidad mínima existencial, una partícula elemental.
Su localización estaría en un punto de dimensiones infinitésimas, que si dejase de ser activo pasaría a ser una singularidad sin dimensión, ajena, inexistente.
El proceso de padecimiento del progresivo presente sería dimensional, siendo de naturaleza temporal su presente actual.
Esta dimensión sería focal, lo que significa que es desde el infinito y acaba en el punto referencia.
Sus, por lo tanto, infinitos posibles presentes serían cada uno finitos pero curvos e ilimitados, y dimensionalmente distintos o perpendiculares al proceso de padecimiento.
Mientras éste es radial desde el foco, los presentes son como hondas espaciales, pero neutras y con el sentido de traslado opuesto.
Sin embargo son inseparables entre sí formando una continuidad transformable a merced de los efectos que actúen en esa transformación desde el infinito hasta su existencia actual o llegada al foco.
Esto es la propiedad de presentes relativos, mientras que las infinitas coordenadas de la dimensión radial se prolongan desde el punto focal hasta el infinito de manera inalterable, siendo de naturaleza plana; puesto que el punto referencial lo es en todo momento, siendo siempre el centro de su universo subjetivo, no padeciendo lo asumido como alteración alguna de su localización.
Este proceso de asunción de presentes-posteriores en presentes actuales lo asumimos desde la subjetividad del método espacio-temporal como gravedad, siendo su foco una partícula elemental.
Lo que ocurre al llegar los continuos y relativos presentes al foco es su padecimiento, y depende del foco también observación, convirtiéndose en instantáneo y absoluto.
Esto trae otras consecuencias, pues la cadena de interacciones causa-efecto mediante los sucesos o presentes de las partículas elementales de una misma totalidad o universo objetivo (concluido) desde la subjetividad focal de naturaleza infinitesimal, sigue adelante aunque con otra naturaleza.
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