La física cuántica confirma que creamos nuestra realidad....
La física moderna dice “tú si puedes.....
La mayor parte de la gente desconoce que la mecánica cuántica,
ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad.
Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos.
Sorprendentes experimentos en laboratorios, corroboran esta creencia.
El estudio sobre el cerebro ha avanzado mucho en las últimas décadas.
La fórmula es bien sencilla: se mide la actividad eléctrica mientras se produce una actividad mental, ya sea racional, como emocional, espiritual o sentimental
y así se sabe a qué área corresponde esa facultad.
Estos experimentos en neurología han comprobado que:
cuando vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro… pero cuando el sujeto cierra los ojos y lo imagina, la actividad cerebral es ¡idéntica!
Entonces, si el cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando “siente”,
llega la gran pregunta: ¿cuál es la Realidad?
“La solución es que el cerebro no diferencia entre lo que ve y lo que imagina porque las mismas redes neuronales están implicadas.
En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.
La farmacia del cerebro
En un pequeño órgano llamado hipotálamo se fabrican las respuestas emocionales.
Allí, en nuestro cerebro, se encuentra la mayor farmacia que existe, donde se crean unas partículas llamadas “péptidos”, pequeñas secuencias de aminoácidos que, combinadas, crean las neurohormonas o neuropéptidos.
Ellas son las responsables de las emociones que sentimos
“hay química para la rabia, para la felicidad, para el sufrimiento, la envidia…”
En el momento en que sentimos una determinada emoción, el hipotálamo descarga esos péptidos, liberándolos a través de la glándula pituitaria hasta la sangre, que conectará con las células que tienen esos receptores en el exterior
Cada célula tiene miles de receptores rodeando su superficie, como abriéndose a esas experiencias emocionales.
Una entrada de un neuropéptido en una célula equivale a una descarga
de bioquímicos que pueden llegar a modificar el núcleo de la célula”.
Nuestro cerebro crea estos neuropéptidos y nuestras células son las que se acostumbran a “recibir” cada una de las emociones: ira, angustia, alegría, envidia, generosidad, pesimismo, optimismo…
Al acostumbrarse a ellas, se crean hábitos de pensamiento.
Un pensamiento o emoción crea una nueva conexión, que se refuerza cuando pensamos
o sentimos “algo” en repetidas ocasiones, y asi reforzar esa conexión,
conocida en el ámbito de la psicología como “fobia” o “miedo”.
Todos los hábitos y adicciones operan con la misma mecánica. Un miedo puede hacer que recurramos a una pastilla,
una droga o un tipo de pensamiento nocivo.
El objetivo inconsciente es “engañar” a nuestras células con otra emoción diferente, algo que nos excite,
“distrayéndonos” del miedo.
De esta manera, cada vez que volvamos a esa situación, el miedo nos conectará, inevitablemente, con la “solución”, es decir, con la adicción.
Detrás de cada adicción (drogas, personas, bebida, juego, sexo, televisión) hay pues un miedo insertado en la memoria celular.
La buena noticia es que, en cuanto rompemos ese círculo vicioso, el cerebro crea otro puente entre neuronas que es el “pasaje a la liberación”.
Porque, investigaciones con lamas budistas en estado de meditación, demuestran que nuestro cerebro está permanentemente rehaciéndose, incluso, en la ancianidad.
Por ello, se puede desaprender y reaprender nuevas formas de vivir las emociones.
Mente creadora
Los experimentos en el campo de las partículas elementales han llevado a los científicos a reconocer que la mente es capaz de crear.
El comportamiento de las partículas cambia dependiendo de lo que hace el observador: “cuando el observador no mira, se comporta como una onda, cuando lo hace,
como una partícula”.
Ello quiere decir que el observador influyen en la Realidad, y cada uno de nosotros está compuestos de millones de átomos.
Traducido al ámbito de la vida diaria, esto nos llevaría a que nuestra Realidad es,
hasta cierto punto, producto de nuestras propias expectativas.
Si una partícula puede comportarse como materia o como onda…
Nosotros podemos hacer lo mismo.
La realidad molecular
Los sorprendentes experimentos del científico
japonés Masaru Emoto con las moléculas de agua han abierto una increíble puerta a la posibilidad de que nuestra mente sea capaz de crear la Realidad.,
Emoto fotografió las moléculas congeladas de aguas contaminadas y de manantial..
Lo que encontró fue que las aguas puras creaban cristales de una belleza inconmensurable, mientras que las sucias, sólo provocaban caos.
Más tarde, procedió a colocar palabras como “Amor” o “Te odio”,
encontrando un efecto similar: el amor provocaba formas moleculares bellas mientras
que el odio, generaba caos. .
La explicación biológica a este fenómeno es que los átomos que componen las moléculas,
se pueden ordenar de diferentes maneras: armoniosa o caóticamente
. Si tenemos en cuenta que el 80% de nuestro cuerpo es agua, entenderemos cómo nuestras emociones, nuestras palabras y hasta la música que escuchamos, influyen en que nuestra realidad sea más o menos armoniosa.
Nuestra estructura interna está reaccionando a todos los estímulos exteriores, reorganizando los átomos de las moléculas.
El valioso vacío atómico
Aunque ya los filósofos griegos especularon con su existencia,
el átomo es una realidad científica.
La física atómica dio paso a la teoría de la relatividad y de ahí,
a la física cuántica.
El átomo está compuesto de partículas de signo positivo (protones)
y neutras (neutrones) en su núcleo y de signo negativo (electrones) girando a su alrededor.
Su organización recuerda extraordinariamente a la del Universo, unos electrones (planetas) girando alrededor de un sol o núcleo (protones y neutrones).
Lo que la mayoría desconocíamos es que la materia de la que se componen los átomos es prácticamente inexistente., “la materia no es estática y predecible.
Dentro de los átomos y moléculas, las partículas ocupan un lugar insignificante:
el resto es vacío”.
En otras palabras, que el átomo no es una realidad terminada. “Heinsenberg,
el codescubridor de la mecánica cuántica, fue muy claro al respecto;
los átomos no son cosas, son TENDENCIAS.
Así que, en lugar de pensar en átomos como cosas, tienes que pensar en posibilidades, posibilidades de la consciencia.
La física cuántica solo calcula posibilidades, así que la pregunta viene rápidamente
a nuestras mentes,
¿quién elige de entre esas posibilidades para que se produzca mi experiencia actual?
La respuesta de la física cuántica es rotunda:
La conciencia está envuelta, el observador no puede ser ignorado”.
¿Qué realidad prefieres?
El ya famoso experimento con la molécula de fullerano, testificó que los átomos de la molécula eran capaces de pasar por dos agujeros simultáneamente.
Este experimento “de ciencia ficción” se realiza hoy día con normalidad en laboratorios de todo el mundo con partículas que han llegado a ser fotografiadas.
La realidad de la bilocación, es decir, que “algo” pueda estar en dos lugares al mismo tiempo, es algo ya de dominio público, así que “ahora mismo, puedes ver en laboratorios, objetos suficientemente grandes para el ojo humano, que están en dos lugares al mismo tiempo, e incluso se les puede sacar fotografías.
Yo creo que mucha gente pensará que los científicos nos hemos vuelto locos, pero la realidad es así, y es algo que todavía no podemos explicar”.
Seguramente la teoría de los universos paralelos, origen de la de la “superposición cuántica”, es la que ha conseguido llegar mejor al gran público.
Lo que viene a decir es que la Realidad es un número “n” de ondas que conviven en el espacio-tiempo como posibilidades, hasta que UNA
se convierte en Real: eso será lo que vivimos.
Somos nosotros quienes nos ocupamos, con nuestras elecciones y, sobre todo, con nuestros pensamientos (“yo sí puedo”, “yo no puedo”) de encerrarnos en una realidad limitada
y negativa o en la consecución de aquellas cosas que soñamos.
En otras palabras, la física moderna nos dice que podemos alcanzar todo aquello que ansiamos (dentro de ese abanico de posibilidades-ondas, claro).
En realidad, los descubrimientos de la física cuántica vienen siendo experimentados
por seres humanos desde hace milenios, concretamente, en el ámbito de la espiritualidad.
Según el investigador de los manuscritos del Mar Muerto, Greg Braden,
los antiguos esenios tenían una manera de orar muy diferente a la actual.
Braden asegura que su manera de rezar era.
En lugar de pedir a Dios “algo”, los esenios visualizaban que aquello
que pedían ya se había cumplido,. .
La palabra sería un paso más adelante en la creación de la Realidad,
por lo que tenemos que tener cuidado con aquello que decimos pues,
de alguna manera, estamos atrayendo esa realidad.
La búsqueda científica del alma
En las últimas décadas, los experimentos en el campo de la neurología han ido encaminados a encontrar donde reside la conciencia.
“¿Y tú qué sabes?”:
“Los científicos hemos tratado de encontrar al observador...........,
..... encontrar la respuesta a quién está al mando del cerebro:
sí, hemos ido a cada uno de los escondrijos del cerebro a encontrar el observador y no lo hemos hallado;
no hemos encontrado a nadie dentro del cerebro,
nadie en las regiones corticales del cerebro pero todos tenemos esa sensación
de ser el observador”.
“Sabemos lo que el observador hace pero no sabemos quién
o qué cosa es el observador”.
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Nuestro cerebro: un ordenador que procesa información
A cada segundo, en una vida como la moderna llena de estímulos:
nos bombardean enormes cantidades de información.
El cerebro solo procesa una mínima cantidad de ella:
400 mil millones de bits de información por segundo.
Los estudios científicos han demostrado que sólo somos
conscientes de 2.000 mil de esos bits.
Así pues, lo que consideramos la Realidad, es decir, aquello que vivimos, es sólo una mínima parte de lo que en realidad está ocurriendo.
¿Cómo se filtra toda esa información?
A través de nuestras creencias:
El modelo de lo que creemos acerca del mundo, se construye desde lo que sentimos en nuestro interior y de nuestras ideas.
Cada información que recibimos del exterior se procesa desde las experiencias que hemos tenido y nuestra respuesta emocional procede de estas memorias.
Por eso, los malos recuerdos nos impulsan a caer en los mismos errores.
Cómo romper con esos malos hábitos del pensamiento
El cerebro crea esas redes a partir de la memoria:
ideas, sentimientos, emociones.
Cada asociación de ideas o hechos, incuba un pensamiento o recuerdo en forma de conexión neuronal, que desemboca en recuerdos por medio de la memoria asociativa.
A una sensación o emoción similar, reaparecerá
ese recuerdo en forma de idea o pensamiento.
Ira, dolor, rabia, etc.
“si practicamos una determinada respuesta emocional, esa conexión sináptica
se refuerza y se refuerza.
Cuando aprendemos a “observar” nuestras reacciones
y no actuamos de manera automática, ese modelo se rompe”.
La llave es la consciencia.
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