lunes, 14 de noviembre de 2011

¿Quién Tiene la Última Palabra en la Ciencia: la Lógica o la Experiencia

Quién es Mill y qué es el inductivismo
John Stuart Mill es uno de los empiristas ingleses más famosos del siglo XIX. 
Escribió un libro titulado System of Logic, que fue su gran aportación a la Filosofía de la Ciencia en general y al inductivismo en particular.
A Mill no le convencían nada esto de la intuición y el a priori, que consideraba parte de la metafísica. 
El conocimiento tiene que obtenerse basándose en métodos inferenciales. Pero no cualquier método, porque por ejemplo, las inferencias alcanzadas por deducción, como en el caso de los silogismos, son incapaces de generar información no contenida implícitamente en las premisas.
 Y además, el razonamiento que pretende pasar de lo general a lo particular en realidad no existe, sino que todas las inferencias son siempre de particular a particular.
Mill también propuso que los principios matemáticos también son empíricos, o sea, que no son ni las “relaciones de ideas” que postulaba Hume, ni tampoco productos de la mente humana, como señalaba Kant, sino que surgen de la observación del mundo que nos rodea.
El inductivismo plantea que si quieres descubrir,  la investigación científica es una cuestión de generalización inductiva a partir de los resultados de observaciones y experimentos. 
Y si lo que quieres es justificar, una ley o teoría científica queda justificada solamente si los elementos de juicio a favor suyo se ajustan a un esquema inductivo.
La inducción descansa en el principio fundamental de la uniformidad de la naturaleza, que postula que lo ocurrido una vez volverá a ocurrir cuando las circunstancias sean suficientemente semejantes. 
Este principio es también empírico y se deriva de un proceso natural y primitivo de inducción, iniciado cuando observamos unas cuantas regularidades y predecimos que seguirán ocurriendo en el futuro; si nuestra predicción resulta correcta, a partir de ella se generaliza proponiendo que en vista de que algunos eventos se han dado en patrones recurrentes, todos los eventos futuros se darán también en patrones recurrentes.
Los cánones de la inducción
Al igual que el principio de la uniformidad de la naturaleza, el principio de la causalidad se confirma por medio de nuestra experiencia; de hecho, el principio de la causalidad no es más que una forma más precisa de enunciar el principio de la uniformidad de la naturaleza.
Para Mill, lo que en última instancia se desea en la ciencia es llegar a proposiciones como la siguiente:
o A es la causa de a,
o bien existen eventos sin causa,
y como estamos seguros de que todos los eventos tienen causa,
entonces A es la causa de a.
Para lograr este formato, necesitamos métodos más elaborados que la inducción aristotélica por enumeración simple, ya que sabemos que nos puede conducir a proposiciones generales falsas. 
Mill describió cuatro métodos, los famosos “cánones de la inducción“, basados en la obra de Herschel. Hizo tal propaganda de estos métodos que llegaron a ser conocidos como los “métodos de Mill” de la investigación experimental.
 Mill destacó la importancia de estos métodos en  el descubrimiento de leyes científicas. Además, llegó a proclamar que todas las leyes causales científicas conocidas han sido descubiertas “mediante procesos reducibles a uno u otro de esos métodos”. Veámoslos:
  • Canon I. Método de la Coincidencia o del Acuerdo: Si dos o más ejemplos de un fenómeno bajo investigación poseen una sola circunstancia en común, esta única circunstancia, presente en todos los ejemplos, es la causa (o el efecto) del fenómeno mencionado.
  • Canon II. Método de la Diferencia: Si una situación en que ocurre el fenómeno en investigación, y otra situación en que no ocurre, se parecen en todo excepto en una circunstancia, que sólo se presenta en la primera situación, entonces esta circunstancia, que es la única diferencia, entre las dos situaciones es el efecto, la causa, o una parte indispensable de la causa, del fenómeno mencionado.
  • Canon III. Método de los Residuos: Cuando se resta o sustrae de cualquier fenómeno la parte que por inducciones previas se sabe que es el efecto de ciertos antecedentes, el residuo del fenómeno es el efecto de los antecedentes restantes.
  • Canon IV. Método de las Variaciones Concomitantes: Cuando un fenómeno varía de alguna manera particular, es causa o efecto de otro fenómeno que varía de la misma o de otra manera, pero concomitantemente.
Estos 4 métodos suponen una relación 1:1 entre causa y efecto; si Mill hubiera sido un científico y no un filósofo, habría experimentado en sus propias carnes que este tipo de relaciones causales sólo se da por excepción en la realidad, en fenómenos muy simples o al final de investigaciones prolongadas y exitosas, cuando ya sólo quedan problemas “residuales” por resolver.
Mill sostuvo que de los cuatro métodos, el más importante era el canon II o método de las diferencias, lo consideraba el instrumento más importante para el descubrimiento de relaciones causales. 
Sin embargo, para que este método funcionara, Mill reconoció que era necesario que entre una observación y otra del mismo fenómeno sólo hubiera una diferencia, que podría ser de tiempo o de espacio, pero nada más. Mill admitía que la utilidad de la diferencia como método de descubrimiento depende del supuesto de que, para una investigación determinada, deban especificarse sólo un pequeño número de circunstancias. 
Sin embargo, mantuvo que este supuesto se ve a su vez justificado por la experiencia.
Puede que esto sea así. 
Pero entonces el descubrimiento de relaciones causales lleva consigo algo más que la mera especificación de valores que se ajustan al esquema.
 Para usar este método en la investigación científica, debe hacerse una hipótesis acerca  de qué circunstancias pueden ser relevantes para la aparición de un fenómeno dado.
 Y esta hipótesis sobre las circunstancias debe formularse antes de la aplicación del esquema.
 Por tanto, la afirmación de Mill (el método de la diferencia es suficiente para descubrir relaciones causales) debe ser rechazada.
 Por otro lado, una vez que se ha establecido el supuesto de que una circunstancia se halla relacionada con un fenómeno, el método de la diferencia especifica una valiosa técnica para contrastar el supuesto mediante experimentos controlados.
Respecto del método del acuerdo (Cánon I), éste es un instrumento útil para el descubrimiento de leyes científicas; si bien Mill reconocía que este método se halla sujeto a importantes limitaciones. 
Una es que el método es eficaz en la búsqueda de las relaciones causales sólo en el caso de que se haya efectuado un inventario exacto de las circunstancias relevantes. 
El éxito en las aplicaciones del método del acuerdo —al igual que el de las aplicaciones del método de la diferencia— es sólo posible sobre la base de hipótesis previas acerca de las circunstancias relevantes. 
Una limitación adicional del método del acuerdo surge de la posibilidad de que funcionen una pluralidad de causas.
 Mill reconoció que un tipo determinado de fenómenos puede ser el efecto de diferentes circunstancias en diferentes ocasiones. 
Es función de la teoría de la probabilidad el estimar la probabilidad de que se halle presente una pluralidad de causas, e indicó que, para una correlación dada, esta probabilidad puede disminuir por la inclusión de casos adicionales en los que varíen aún más las circunstancias, manteniéndose, sin embargo, la correlación.
La causalidad múltiple y el método hipotético-deductivo
En el tratamiento de la causalidad múltiple, Mill restringió mucho el ámbito de aplicabilidad de sus métodos inductivos.
 Los casos de causalidad múltiple son casos en los que hay involucrada más de una causa en la inducción de un efecto. 
Mill subdividió los casos de causalidad múltiple en dos clases:
  • casos en los que diversas causas continúan produciendo sus propios efectos separados, y
  • casos en los que hay un efecto resultante distinto de los efectos que se producirían separadamente. 
  • Subdividió a su vez esta última clase en casos en los que el efecto resultante es la “suma vectorial” de las causas presentes, y casos en los que el efecto resultante es de distinto tipo que los varios efectos de las causas separadas.
Mill sostenía que la “coexistencia de efectos separados” puede analizarse con éxito mediante los cuatro métodos inductivos.
 Sostuvo también que sucede lo mismo con los “efectos resultantes de tipo diferente”. 
Señaló que en este último tipo de situación el investigador puede relacionar el efecto con la presencia o ausencia de circunstancias, y aplicar después los métodos del acuerdo y de la diferencia.
En el caso de la “composición de causas” la situación era muy diferente. 
Este tipo de causalidad múltiple no es susceptible de ser investigado mediante los cuatro métodos inductivos.
Veamos un ejemplo, el movimiento causado por la acción de dos fuerzas tiene como resultado un movimiento a lo largo de la diagonal de un paralelogramo, cuyos lados tienen longitudes proporcionales a las magnitudes de las fuerzas. Una consideración importante acerca de la composición de fuerzas es que a partir  de la información acerca del movimiento resultante no puede determinarse la contribución de las diversas fuerzas actuantes.
 Existe un número infinito de conjuntos de fuerzas que podrían producir un movimiento resultante dado.
Mill tuvo conciencia de los problemas filosóficos generados por su postura rígidamente inductivista y ofreció una opción alternativa para la generación del conocimiento, que sólo debería emplearse cuando fracasaran los métodos directos de la observación y la experimentación. 
Para esos casos, Mill recomendó el uso de un método deductivo con tres niveles:
  • Enunciado de una ley general,
  • Deducción teórica de una consecuencia objetiva derivada de la ley,
  • Verificación objetiva.
Mill aceptaba una hipótesis siempre y cuando fuera la única capaz de explicar los hechos deducidos a partir de ella, o sea que la verificación objetiva sirviera para excluir todas las demás hipótesis posibles.
 Prefería que cada ley fuese inducida a partir del estudio de una causa relevante que actúe separadamente, pero admitía el uso de hipótesis no incluidas a partir de los fenómenos.
 Las hipótesis son suposiciones acerca de las causas que el científico puede utilizar en los casos en que no es práctico inducir las leyes por separado.
Mill estableció requisitos muy estrictos para la verificación completa de una hipótesis. 
De una hipótesis verificada no sólo han de coincidir sus consecuencias deductivas con las observaciones sino también que ninguna otra hipótesis implicase los hechos por explicar. 
Mantenía que la verificación completa de una hipótesis requiere la exclusión de todas las hipótesis alternativas posibles.
Mill atribuía al método deductivo un importante papel en el descubrimiento científico y estaba convencido de que la gran síntesis newtoniana fue fruto del método hipotético-deductivo. 
Por eso deberíamos concluir que Mill no mantuvo exclusivamente una posición inductivista acerca del contexto del descubrimiento científico.
Relaciones causales y relaciones accidentales.
Mill mantenía que un importante objeto de la ciencia es la prueba de nexos causales. 
Basó su discusión de este objetivo en un análisis de la posición de Hume de que las relaciones causales son conjunciones secuenciales constantes de tipos de acontecimientos.
 Mill distinguía entre dos tipos secuenciales de eventos, secuencias causales y secuencias accidentales. 
Una relación causal es una secuencia de acontecimientos que es a la vez invariable e incondicionada, admitiendo, por tanto, la posibilidad de que algunas secuencias invariables no sean causales.
Reconocía Mill que la relación entre secuencias causales y no causales sólo tiene valor si  puede encontrarse algún modo de establecer que algunas secuencias son incondicionadas.
 Una secuencia incondicionada es una secuencia que no sólo ha sido invariable en nuestra experiencia pasada, sino que también continuará siéndolo “siempre que permanezca constante la actual constitución de las cosas”. 
Por ejemplo, la rotación de la tierra es la condición de la secuencia día-noche; por tanto, es ésta una secuencia condicionada.
Mill estaba convencido de que las secuencias causales difieren de las accidentales, y de que esta diferencia puede mostrarse en el ámbito de la experiencia. 
Lo que se necesita es una teoría de la prueba que estipule la forma de los argumentos inductivos válidos. 
Tal teoría capacitaría al filósofo de la ciencia para determinar qué generalizaciones de la experiencia establecen relaciones causales.
Justificación de la inducción.
Para establecer que, cualquier argumento que tenga la forma del método de la diferencia, prueba la conexión causal, Mill tenía que mostrar que la conexión es a un tiempo invariable e incondicionada.
Sin embargo, los filósofos de la ciencia están de acuerdo, en general, que Mill no logró probar su tesis.
 Los argumentos de Mill para sustentar su afirmación se basan en dos premisas, y no logró establecer como verdadera ninguna de las dos.
  1. Los casos positivos y negativos que se ajustan al esquema de la diferencia difieren exactamente en una circunstancia relevante. Pero al intentar demostrarlo, a lo más que llegó fue a mostrar que en muchos casos se había observado que las secuencias eran invariables a pesar del hecho de que sólo se había tenido en cuenta un pequeño número de circunstancias. Y esto no es suficiente para probar que ninguna otra circunstancia no pudiera ser relevante para que el fenómeno tuviera o no lugar.
  2. Principio de causalidad universal, que estipula que para cada fenómeno existe un conjunto de circunstancias-antecedentes de las que es invariable e incondicionalmente consecuente. Mill concedió que su prueba parecía encerrar un círculo vicioso. Reconoció que no podía probar la ley de la causalidad por medio de un argumento inductivo usando el método de la diferencia. Hacerlo así seria circular, ya que la ley de la causalidad es necesaria para justificar el propio método de la diferencia. Concluía que debido a que cada secuencia de acontecimientos es una prueba de la ley de la causalidad, y debido a que todas las secuencias investigadas han confirmado la ley, ésta ha de ser una verdad necesaria. Proclamó con ello haber demostrado que un argumento inductivo por enumeración simple a partir de premisas empíricas prueba que la ley de la causalidad es una verdad necesaria. Con todo, la prueba de Mill no logra el éxito. Ninguna apelación a la experiencia, al modo como las cosas son, prueba que las cosas no puedan ser de otra manera. Incluso si Mill pudiera garantizar su afirmación de que nunca ha habido una excepción genuina a la ley de la causalidad, esto no probaría que la ley fuese una verdad necesaria. Y Mill necesita que la ley de la causalidad sea una verdad necesaria para justificar su afirmación de que los argumentos que se ajustan al método de la diferencia prueban conexiones causales.
Ni los filósofos contemporáneos de Mill ni sus sucesores hasta nuestros días, han aceptado que la simple inducción enumerativa sirva como prueba de la validez universal de la ley de la causalidad.
El argumento esgrimido por todos ellos es siempre el mismo: a partir del análisis de las cosas como son, por más exhaustivo que éste sea, no es válido concluir que ellas no podrían ser de otra manera. 
Ni siquiera el postulado de Mill, de que nunca se ha demostrado una sola excepción a la ley de la causalidad, si se aceptara, serviría para demostrar que la ley es una verdad lógicamente necesaria.
En otras palabras, Hume no fue refutado por Mill, porque mientras Hume basó sus argumentos en contra de la causalidad en la lógica, Mill se refugió en la experiencia sin excepciones para apoyarla.
Por lo tanto, el problema filosófico central surgido del empirismo o inductivismo de Mill se reduce a…en la ciencia...
 ¿quién tiene la última palabra, la lógica o la experiencia?

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