miércoles, 30 de noviembre de 2011

Reproducir... Seguir.


Habría que oponer dos tipos de ciencias, o de actitudes científicas: una que consiste en "reproducir", otra que consiste en "seguir". 

Una sería de reproducción,de iteración y reiteración; otra sería de itineración, el conjunto de las ciencias itinerantes, ambulantes. 

La itineración se reduce con demasiada facilidad a una condición de la técnica, o de la aplicación y de la verificación de la ciencia.

 Pero no es así: seguir no es lo mismo que reproducir,
 nunca se sigue para reproducir. 

El ideal de reproducción, deducción o inducción forma parte de la ciencia real, en todas las épocas, en todos los lugares, y trata las diferencias de tiempo
 y de lugar como otras tantas variables de las que la ley extrae precisamente la forma constante: basta con un espacio gravífico y estriado para
 que se produzcan los mismos fenómenos, si se dan las mismas condiciones
, o si se establece la misma relación constante entre las condiciones diversas y los fenómenos variables. 

Reproducir implica la permanencia de un punto de vista fijo, exterior 
a lo reproducido: ver circular estando en la orilla. 

Pero seguir es algo totalmente distinto que el ideal de reproducción. 

No mejor, sino otra cosa. 

Uno está obligado a seguir cuando está a la búsqueda de las "singularidades" de una materia, o más bien de un material, y no tratando de descubrir una forma; cuando escapa a la fuerza gravitatoria para entrar en un campo de celeridad; cuando deja de contemplar la circulación de un flujo laminar con una dirección determinada, y es arrastrado por un flujo turbulento; 
cuando se aventura en la variación continua de las variables,
 en lugar de extraer de ellas constantes.

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