El ser humano emite biofotones de baja intensidad.
Estar hecho de la misma materia que las estrellas tiene sus consecuencias
y una de ellas es que los seres humanos emitimos luz.
Aunque esta luz es invisible para el ojo humano, científicos japoneses han
comprobado que el cuerpo humano produce biofotones como resultado de su
metabolismo energético.
Instituto Tohoku usaron una cámara criogénica CCD sensible a emisiones
fotónicas super débiles, descubriendo que el cuerpo humano produce pulsos
rítmicos de luz y es el rostro el que emite una mayor cantidad y más
constante de biofotones (resplandor del rostro que, en el arte de la Edad
Media, se representaba en la aureola angelical).
También notaron que existe una mayor emisión luminosa durante la tarde en
contraste con la mañana y la noche, lo cual probablemente se deba a
cambios en el metabolismo, algo que puede ser observado en las especies
activas basadas en el oxígeno.
Asimismo, sujetos que habían sido privados del sueño marcaron una menor
luminosidad —de ahí que, quizá, dormir bien sea brillar más.
Sería interesante investigar hasta qué punto la producción de luminosidad
Sería interesante investigar hasta qué punto la producción de luminosidad
humana, aunque invisible para el ojo humano en condiciones normales, podría
estar relacionada con la visión áurica que algunas personas dicen tener:
perciben colores cambiantes según el ánimo y la energía de una persona,
como una capa distintiva de su personalidad
(fenómeno que llaman “traje espacial de luz”).

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