domingo, 4 de diciembre de 2011

aQUeL arGUmenTo


Los pequeños compromisos huyeron en desbandada, 
escaparon de las páginas al galope sobre la grupa de fantásticas excusas. 

Sólo quedó, reinante, 
la enorme obligación del protagonista de salvar el mundo.

 La historia se volvió líneal, 
los personajes secundarios se diluyeron en su insignificancia, 
el lector... se aburrió.

 Lloremos: una novela acaba de morir.

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