¿Quién tiene el don de ver el futuro
para saber lo que nos depara...?
Miré el espejo del río y solo vi mi imagen,
distorsionada,
en las aguas que huían de mí.
No pude atrapar el instante
entre mis manos,
como no pude apresar el agua,
que escapaba entre mis dedos.
Contemplé el vuelo de un pájaro,
contra las nubes de color plomizo
y le seguí hasta que se alejó,
en el horizonte.
El viento comenzó a soplar
y acarició mis mejillas,
jugando con mi pelo
y los pliegues de mi falda.
Bailaba con los árboles
y rozaba la tierra
con su mano invisible,
mientras yo buscaba la respuesta
junto al círculo de piedras.
Quién sería tan sabio para leer las señales
e interpretar el mensaje del destino.
No, no sería yo,
y busqué en mi mente el consuelo,
pues otros, antes que yo,
se encontraron allí
y no escucharon la voz del viento.
Tal vez las estrellas hablarían...
Noemí Valle
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