-Dame cuatro motivos para continuar.
Podríamos fingir un error.
Mientras Fernando pronunció esas palabras,
él y Alberto se lavaban las manos.
Alberto no respondió.
Se limitó a alzar momentáneamente la vista y mirar su gesto
grave reflejado en el espejo.
Intentaba buscar un sólo motivo, no cuatro,
Intentaba buscar un sólo motivo, no cuatro,
que justificase lo que iban a hacer.
Más allá de la teoría, los tópicos y las frases hechas,
no halló ninguno.
Iban a cumplir con su trabajo,
pero el deber cumplido no siempre implica satisfacción.
Una vez que ambos se secaron las manos,
Una vez que ambos se secaron las manos,
se acercaron uno al otro y se abrazaron fuertemente con los ojos encharcados, sin pronunciar palabra alguna.
Después cruzaron la puerta que les separaba de su gran problema.
Al día siguiente, un ejecutivo
Al día siguiente, un ejecutivo
leía en la portada de su periódico habitual:
"Los cirujanos Fernando Palma y Alberto Román
operan con éxito a "El Carnicero",
asesino que mató y descuartizó a cinco niñas en 1994"
No hay comentarios:
Publicar un comentario