Ese curioso instante en que sólo te queda una esquina para completar
el cubo de Rubik de ciertos trabajos o problemas, pero cualquier movimiento te obliga fatalmente a retroceder y deshacer el prodigio,
sin posibilidad de enmienda.
Repasas una y otra vez los planos, la secuencia de eventos, y te preguntas con rabia de Tántalo,
¿en dónde me equivoqué?
Otra cosa es que, por soberbia o mala fe,
uno quiera mostrar el resultado de tal modo que nadie advierta
esa esquina indispuesta
No hay comentarios:
Publicar un comentario