domingo, 25 de diciembre de 2011

Filosofía navideña del bondi...


1) Por qué te felicitan para Navidad si uno no parió al cristo ni tuvo la paciencia de José de andar buscando hotel por el hijo de otro?

Pero igual te felicitan y uno dice "gracias, igualmente, saludos a la familia"
 y así se cumple con la leyenda de la cortesía, que es en realidad falsa 
e hipócrita. 

Felicítenme por haber terminado un año 
y por tener otro para vivir a mano.

2) Otra cosa es el tema de Papa Noel y los niños, 
tema que pese a ser discutido hasta el hartazgo sigue dando de qué hablar.

 Te la hago corta, para mi está mal andar engañando pibes,
 pero los pibes se la buscan, se creen cualquier cosa, no sólo con Santa Claus, que es como el cuñado gordo de Gandalf, una figura paterna mejor que los padres, una especie de superman colesteroso, si no el tema de los Reyes.

Admito que como un niño me dediqué a juntar pastito y agua para los giles esos hasta que un día ví al pobre de mi padre bajar sigilosamente en calzoncillos, una especia de ninja gringo, y sin tener mucha cara de contento.

 Supongo que me alegré los primeros años de que vinieran tres turcos faroleros a dejarme unos juguetes que eran más o menos los que no pedía, pero tal vez se debiera a que no dominara todavía el inglés y escribiera "gualqui- tolquis" para hablar con mi hermana 
que la tenía todo el santo día al lado.

Y un día ví un camello y era horrible, peligroso y oloroso y no pude desear
 ya que ese animal me llenara de baba y moco los zapatos.

Hay que admitir que cuando uno es chico es medio tontuelo y los adultos se divierten escuchando nuestros cálculos logísticos al respecto. 

Sin embargo la plata la ponían, y la siguen poniendo ellos. 

Porque uno a lo mejor crece y aprende, 
pero no hay mucha esperanza viendo como reinciden los abuelos.

3) Al medio margen, no entiendo cómo el islam no pega más fuerte en el mundo occidental, si con el tema del Ramadán tenés que hacer dieta durante un mes y si justo es antes del verano es el régimen perfecto.

El cristianismo ofrece todo lo opuesto y los máximos representantes
 son un bebé rechoncho y un gordo fiestero. 

Si es por relacionar supremacía cultural con ayuno, vamos muertos.

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