Dame un poquito de Luna, una noche estrellada y un viento largo.
Dame la buena charla y esa distención,
mezclada con algo de vigilia, que siempre tiene el navegante.
Si me dás eso me sentiré aventurero una vez más,
aunque vaya acá nomás, aunque haya hecho esta derrota mil veces.
Me volveré un niño jugando al pirata o a las escondidas;
porque mi estela se borra sin dejar rastros para que,
aquello que queda en tierra, no intente seguirme.
Las horas navegadas están hechas de un tiempo en otra dimensión.
Un barco a vela va lento, por más rápido que vaya, va lento.
Eso nos hace especialmente sensibles ante cada vivencia, ante cada detalle y nos muestra que hay otras formas de llegar con felicidad a Puerto.
A esas horas navegadas se le suman las del Recuerdo.
Persiguiendo Lunas durante tanto tiempo,
con tanta gente amiga,
han ocurrido muchísimas historias dignas del Recuerdo.
Aquí están esas historias, muchas de ellas contadas tal cual ocurrieron,
otras son "pura ficción" pero producto de la inspiración
nacida a bordo.
nacida a bordo.
Son, finalmente, nada más y nada menos que
NUESTRA HISTORIA.....
.......nuestros sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario