jueves, 29 de diciembre de 2011

Un largo viaje.


Imagen de la galaxia UDFj-39546284 en una sección de la
imagen de campo ultra profundo del Hubble. Créditos: NASA/
ESA/G. Illingworth/R. Bowens/HUDF09 Team











"Érase una vez un fotón que partió de un lugar muy lejano poco después del origen del espacio y del tiempo".

Bien podría comenzar de esta forma un cuento que narrase la aventura que recorrió la luz procedente de la galaxia UDFj-39546284 hasta ser detectada por el telescopio espacial Hubble. 

Estos rayos de luz han atravesado el frío Universo durante unos 
13.220 millones de años hasta que finalmente, unos pocos de estos rayos han ido a parar a la WFC3 (siglas de Wide Field Camera 3)
 instalada en mayo de 2009 en el telescopio espacial más famoso del mundo.

Con los datos que ha ofrecido este descubrimiento publicado en Nature,
 se ha llegado a "un punto muy cercano al de la formación de las primeras galaxias, que se formaron unos  200 o 300 millones de años después
 del Big Bang" afirmó el astrofísico Garth Illingworth 
(Universidad de California) en la rueda de prensa que el 26 de enero convocó la NASA para anunciar el descubrimiento. 

Dicho con otras palabras, usando la luz como máquina del tiempo, al observar esta galaxia estamos viendo el Universo tal y como era "tan sólo" 
480 millones de años después del Big Bang.

La galaxia en cuestión es muy pequeña con respecto a la Vía Láctea, se estima que unas 100 veces menor, no obstante la luz que se ha obtenido de esta galaxia es de sus primeras etapas evolutivas. 

Como consecuencia del análisis de estos datos, se ha descubierto que durante esa época la tasa de nacimiento de estrellas en el Universo fue unas 10 veces mayor que en la actualidad. 

Este hecho parece hacer llegar a la conclusión que el Universo en esa época estaba sumido en una oleada de creación de cuerpos celestes.

Para su detección se ha usado el método del desplazamiento al rojo de la luz; este procedimiento está basado en el efecto Doppler que se produce 
en las ondas al aumentar su longitud de onda cuando se alejan de un punto de observación, tendiendo pues a longitudes de onda más largas, 
en este caso, al rojo. 

La relación existente entre el desplazamiento al rojo de un cuerpo
 y la distancia que nos separa de él la puso de manifiesto Edwin Hubble, hecho que sirvió para demostrar que el Universo está en expansión acelerada.

Todavía no hay que lanzar las campanas al vuelo puesto que el descubrimiento no está totalmente confirmado ya que la capacidad del telescopio espacial Hubble se ha llevado al límite en este descubrimiento, pero los datos analizados invitan al optimismo.

 Dado que el telescopio espacial Hubble está a punto de pasar a mejor vida, tal vez sea su último gran descubrimiento; en el caso de ser así,
 este instrumento ha superado las espectativas con las que fue lanzado al espacio en 1990. 

Ahora bien, si queremos dar un paso adelante para husmear más cerca 
del Big Bang habremos de tener paciencia, concretamente hasta el lanzamiento del sucesor del Hubble, el James Webb Space Telescope (JWST), previsto para 2014. 

Hasta entonces no nos queda otra que seguir especulando 
sobre los primeros instantes del Universo.

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