—No comprendo la realidad —le dijo el hombre a Dios,
cuando tras mucho esperar lo pudo ver—.
Por favor, ¿me podrías enseñar?
—No te molestes —le respondió el Señor,
señalando hacia arriba con un gesto mecánico de Su mano—;
tampoco Él la comprende.
Hace ya mucho, mucho tiempo,
cuando tras largo esperar lo pude ver.
Yo le pedí lo mismo que tú a Mí.
Y Él,
señalando hacia arriba con Su mano,
me respondió lo mismo que Yo a ti.
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