domingo, 12 de febrero de 2012

La otra versión...


Nada tienen que ver en este cuento
adanes ni serpientes,
yo mordí la manzana con los dientes
sabiendo del pecado y el tormento.

Y fue la tentación del alimento
un enjambre de pulpas y torrentes,
ni Dios ni sus agentes
decidirán por mí, dicha o lamento.

Me nombro con mi voz y lo que digo
(sin ser verdad probada),
es todo lo que soy y Eva lo sabe;
asumo sin temor cualquier castigo,
si tengo que marcharme desterrado,
aquí dejo la llave.

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