domingo, 25 de marzo de 2012

Algún relato del 20 de diciembre...


EL sol arranca despacio y seguro hacia su recorrido.
 Los colores del firmamento enamoran a quien pasea por la playa,
 mañana hay cambio de estación entra el verano 
y ni las temperaturas ni el cielo predicen mal alguno...

Él, trotamundos de la vida, paseante de caminos inventados, 
bohemio solidario de arte subyugado. 
Alguien le dijo que el veintiuno de diciembre el mundo se terminaría...,
 hoy podría ser el último atardecer. 

Busca referencias de un lugar que creía olvidado;
 pues sus pasos partieron e hicieron distancia con aquellos lares hace años. 
A medida que avanza todo le es conocido pero los cambios son evidentes, había dejado de lado lo cercano lo que desde pequeño fue suyo...

Ella, bailarina de puntas desgastadas, soñadora de deseos incumplidos, artista de pasos quebrados.
 Le dijo a alguien que el mundo se acabaría el veintiuno de diciembre... 
 Le gusta la libertad que le da el entorno, juega con las olas, 
 y se deja acariciar por  la fria espuma en la orilla que eriza su piel, 
busca sensaciones. 
Su sonrisa brilla en su rostro y hace juego con los rayos del sol.
 Abre sus brazos esperando el abrazo cálido del mismo.

-¿Crees qué el mundo acabará mañana?- 
-¿Qué mundo? ¿el qué tú ves, el qué defiendes?...
 Yo tengo otro mundo en el que los sentidos se agudizan,
 en el que no veo lo que acontece porque no hay traducción visual,
 mi mundo no termina... seguiré en la oscuridad.

-Tienes la habilidad de llevar los temas hacia donde crees
 que nadas bien -le recrimina él.
-No,  hay otra visión y te la muestro, o prefieres no disfrutar de lo poco 
que tienes y pensar que el mundo se acaba en plural, 
cuando tan solo es un detalle individual... si lo deseas  podemos hablar
  de referencias históricas, o mejor...
 ¿el mundo pluralizado cuántas veces ha acabado?-
-¿Se puede saber a dónde quieres llegar?,
 está claro, hay cosas que no cambian en el tiempo, siempre pesa más tú visión- el tono cambiaba y ella abre sus ojos y le dedica una sonrisa...

-No, soy ciega y pude conocer lo que es que se acabe el mundo para luego aprender a observarlo de otra manera. 
Tuve que entender que la vista no era "mi vida". 
Mi libertad individual se disolvió en dependencias para luego iniciarme
 en otro inició, la carrera de aprender a sobrevivir con...
 ¿llamémosle una merma?, pero... puedo ver, a través de tú miedo,
de los sentimientos que se generan, de la lástima infundada...

 Acaso ¿la tierra es plana?, ¿Colón entendió que la tierra es esférica 
o ya lo sabía? son diferentes momentos, 
¿especulaciones o intereses creados?... 

Pitágoras, Copérnico, tantos y tantos que teorizaron y a nadie le interesó, ¡¡claro!!  había que hacer creer al  pueblo llano que el fin del mundo existía 
y podría llegar... es cíclico y repetitivo.

Él, indignado, le responde...
-Yo he podido ver el caos de la pobreza, la muerte por inanición,
 la falta de agua para simples rutinas como la higiene,
  existe un mundo cruel que se ceba con seres humanos como tú y como yo... ¿y la guerra?, ese es nuestro presente y aunque tú no lo veas hay un mundo que se nombra en "plural" y que agoniza, no sé, 
me da que lo ves todo mediatizado...

-¿Eso crees?, no me he movido de aquí en años, eso es cierto, 
 y tu has venido ahora pensando que este es el lugar, justo el día antes
 de que acabe, supuestamente,  el mundo, ¿qué necesitabas, una excusa?. 

 Si mañana el mundo no acaba, todo seguirá igual de manipulado
 y "todo" nos incluye a ti y a mi. 
Los pobres seguirán siendo pobres, tú seguirás buscando tú sitio
 y yo seguiré siendo yo.
 El fin del mundo no cambia nada, solo inquieta el interior 
de quien busca excusas...

El silencio se hizo entre ellos, el sol iba bajando poco a poco,
 él lo observaba y ella ofrecía su tez al rey astro para que la caricia
 de sus rayos fueran contándole que poco a poco la luz del día se termina...

Ella le dirige su gesto a él, le toma la mano - y le dice-
Te necesitaba y el fin del mundo podría ser  una excusa para que vinieras
 aquí donde  nuestro "mundo" permanece.

Él la mira y le devuelve una sonrisa que ella, 
tal vez, nunca podrá ver...

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