Castillo de naipes...
Hay días que...
a la vida se le antoja
ser un castillo de naipes,
con sus corazones,
diamantes, y piques
desbaratándose...
Mientras tanto,
ni trato de que no se caiga...
que sea lo que
tenga que ser...
o que no sea más que un puñado
de cartas amontonado.
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