Hoy mientras miraba TN, vi la entrada del Colegio San Agustín.
No pude evitar recordar la famosa frase del autor de las Confesiones:
"Dios, hazme casto, pero no todavía".
Luego me detuve a pensar en el recorrido vital de Aurelio Agustín y pensé en cómo a fin de cuentas no hizo más que cumplir con lo que su madre quería.
Esta interpretación psicosoft es producto de nuestra nueva adicción a la serie In Treatment (En Terapia).
Pero también me hizo pensar que es un poco lo que siento que me ocurre con algunas ideas.
La asociación entre el fervor religioso de Santa Mónica y el camino de conversión de San Agustín no debe ser casual, pero como tantas otras ideas mías siento que está incompleta.
Generalmente cuando escribo me pasa eso, siento una idea que me viene como un torbellino de fuego, me parece brillante en extremo hasta que me imagino contándosela a alguien y que ese alguien me diga: ¿y?
Me pregunto por esa ¿y?, en la incompletitud que supone.
Suelo convencerme de que la idea estaba cruda, que el tiempo me dará
un desarrollo que hasta ahora no vi llegar nunca, pero una parte de mí empieza a sospechar que soy solo un iniciador.