¿Y si llegáramos al final del Universo?
¿Qué habría más allá?
La pregunta encierra cierta paradoja:
si hubiera algo más ya no estaríamos en el fin del Universo y si fuera el fin
del Universo…
¿Cómo estaría demarcado?
¿Con un muro infranqueable?
¿Y qué habría detrás de ese muro?
Pensar en un Universo finito va en contra de nuestra intuitiva
idea de espacio, que lo entiende siempre como infinito.
No podemos nunca imaginar un objeto sin enmarcarlo en un espacio tridimensional que “lo envuelva”.
Así, no podemos imaginar nuestro Universo sin ese espacio infinito.
En la imagen tenemos la intuición medieval de qué hay más allá de la última frontera. Para un intelectual del Siglo XIII la cosa estaba clara: lo divino.
La grandeza de Dios se mostraba en donde las explicaciones
del hombre se quedaban cortas.
La paradoja de la infinitud se solucionaba situando a Dios
en ese límite impensable.
Si atravesamos el décimo cielo del universo aristotélico,
la última esfera de éter donde están incrustadas como puntos luminosos todas las estrellas, encontramos el Paraíso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario