La Tierra y el Sol mantienen una estrecha relación.
Gracias a este último es que puede existir la vida.
Existen muchos sucesos en nuestro planeta que aun resultan un misterio. Uno de ellos es el portal magnético que se forma entre la Tierra
y el Sol cada ocho minutos aproximadamente.
Existe un portal que comunica a la tierra con el Sol llamado “Evento de Flujo de Transferencia” o FTE por sus siglas en ingles (Flux Trasferent Event).
Hace algunos años se pensaba que no existía, sin embargo, las pruebas muestran todo lo contrario. Este portal conecta a la Tierra con el Sol situada a unos 150 millones de kilómetros, formando un tubo del tamaño
de la Tierra del lado donde es de día.
Toneladas de partículas de alta energía podrían fluir a través de este portal antes de que se cierre nuevamente.
Desde hace tiempo se sospechaba que la Tierra y el Sol deberían de estar conectados de alguna manera. La magnetosfera de la Tierra, (la esfera magnética que rodea a nuestro planeta) está llena de partículas del Sol que llegan a través del viento solar y penetran en las defensas
magnéticas de la Tierra.
Antes se solía pensar que esta conexión era permanente y que el viento solar podría estar “goteando” a nuestro planeta en forma constante.
Sin embargo no es así.
Las conexiones no son constantes y normalmente son breves
pero con una conectividad muy dinámica.
El campo magnético de la Tierra se une con el campo magnético del Sol cada 8 minutos aproximadamente, formando un portal con forma de cilindro tan grande como la Tierra, por el cual pueden fluir las partículas.
Las cuatro sondas Clúster de la ESA y cinco sondas Themis de la NASA han volado alrededor de estos cilindros, detectando y midiendo las partículas.
Se estima que existen dos tipos de FTE’s, activos y pasivos.
Los FTE’s activos permiten un flujo dinámico y fácil de las partículas a través de él, y los FTE’s pasivos ofrecen una mayor resistencia ya que su estructura interna no permite el paso fácil de las partículas y los campos.