Una vez uno comprende que está compuesto por un código cuaternario que se combina casi infinitesimalmente y de forma única, es decir que uno es la totalidad de información genética que contiene su organismo,
cualquier cosa vale.
Si uno puede digerir que está compuesto y por tanto es un jeroglífico de códigos (adenina, citosina, guanina, y timina) combinados de forma única e inconfundible, se entiende mucho mejor, que la mesa, el geranio y la masa corpuscular de la galaxia más cercana sea simplemente un complejo revoltijo de letras enrroscadas o encriptadas. Desde luego ya hay científicos, como Vlatko Vedral que consideran que la información es la fábrica del Universo.
Si descompusiésemos el universo en trozos cada vez más y más pequeños llegaríamos a las unidades básicas de las que está compuesto;
y eso es información.
Cuando analizamos las unidades fundamentales de la realidad, las que componen todo a nuestro alrededor, creo que ya no debemos de pensar en estas unidades como fragmentos de energía o materia, sino que deberíamos pensar en ellas como unidades de información.
Me parece que la mecánica cuántica, nuevamente, supone la clave para entender este fenómeno, porque la mecánica cuántica tiene otra propiedad (que supongo que a personas como Einstein no les gustaba) que es la siguiente: en la mecánica cuántica no se puede decir que algo exista o no a no ser que se haya realizado una medición, así que es impreciso decir: «tenemos un átomo situado aquí» a no ser que hayamos interactuado con ese átomo y recibido información que corrobore su existencia ahí.
Por ende, es incorrecto lógica y físicamente, o mejor dicho experimentalmente, hablar de fragmentos de energía o materia que existan con independencia de nuestra capacidad de confirmarlo experimentalmente. De algún modo, nuestra interacción con el mundo es fundamental para que surja el propio mundo, y no se puede hablar de él independientemente de eso. Por esta razón, mi hipótesis es que, en realidad, las unidades
de información son lo que crea la realidad, no las unidades de materia
ni energía.
Si no estuvieras aquí observándome, la física cuántica sugeriría que yo también podría estar en muchas otras ubicaciones a la vez.
Sin embargo, tengo muchos átomos dentro, y cada uno de estos átomos emite luz, y cada vez que una partícula de luz o fotón llega a tus ojos, ves exactamente la información sobre de dónde procede esa luz.
Y, como emito muchas partículas de luz por segundo, sigues recibiendo la misma información de que estoy sentado aquí hablando contigo.
Pero si pudieras aislarme de algún modo, y asegurarte de que no emitiera ninguna información, entonces probablemente podría estar en varios sitios simultáneamente. Es muy extraño.
Bueno, hay algo que me parece tremendamente apasionante ahora mismo, aunque estamos en los albores y es un campo que recién acaba de empezar… se trata de una disciplina que empezamos a denominar biología cuántica.
Lo interesante es que, al parecer, ciertos procesos en la naturaleza ya están utilizando plenamente la computación cuántica con ventajas concretas.
Los procesos en cuestión son, por ejemplo, la fotosíntesis, el hecho de que las plantas, de hecho, extraigan la luz solar.
Resulta que las plantas son mucho más eficientes que cualquier célula fotoeléctrica que pueda crear el ser humano con ingeniería.
Y es un misterio para nosotros, así que empezamos a pensar que tal vez tenga que ver con la física cuántica, con una computación cuántica muy pequeña que tiene lugar dentro de las plantas.
¡Es absolutamente fascinante!
Si ahondamos en la biología, tal vez descubramos que muchas eficiencias
se explican por mecánica cuántica.
Estamos estudiando la fotosíntesis, y también un fenómeno llamado magnetorrecepción, que es otra de las grandes maravillas de la naturaleza, porque muchos animales pueden detectar la dirección e intensidad del campo magnético externo y utilizarlo para orientarse en las migraciones.
Nosotros no tenemos esa capacidad, pero nos parece que la capacidad de algunas especies que estudiamos es realmente cuántica, se basa en una pequeña computación cuántica. Y creo que sería fabuloso identificarlo
y entender exactamente cómo funciona.
Pues bien, hace poco publiqué un artículo sobre el tema que captó mucho
la atención de los medios y apareció en casi todos los periódicos: resulta que hay una molécula en la retina del ojo de un ave concreta que se encuentra
en un estado de entrelazamiento, y por eso fue una gran noticia, porque de repente constatamos que el entrelazamiento cuántico lo utilizan las aves para navegar. Estas aves vuelan desde Escandinavia y recorren
todo el camino hasta África. Es realmente increíble que,
al parecer, utilicen la mecánica cuántica.
Dos partículas de su ojo estén entrelazadas.
El modo en el que cambia el entrelazamiento depende
del campo magnético externo.
Eso da lugar a varias sustancias químicas que se propagan
al cerebro del ave y le permiten orientarse.
Teniendo en cuenta el efecto de superposición, éste apunta a que todo es información latente y sólo cuando se producen interacciones dicha información se manifiesta como energía o materia
en alguna de sus múltiples fases.
De todo ello sólo cabe esperar una nueva era basada en la incertidumbre
y la aletoriedad, donde la realidad se construye a cada instante por la acción de sus componentes, quedando fuera de este proceso conceptos tales como el dogmatismo y el determinismo, pues si algo queda claro es que cada uno de nosotros, como parte de ese sistema que es el Universo, estamos creando realidades y debemos ser conscientes de ello en cada una de nuestras decisiones y actos.
Nunca sabremos a quién o a qué podemos estar afectando…
Lo que quería decir es que se pueden analizar las conexiones sociales y la creación de diferentes instituciones en una sociedad como una especie de estructuración de la información.
Si nos planteamos por qué una sociedad pasa de una fase en la que,
por ejemplo, tenemos a muchas personas aisladas y que viven de un modo muy separado a, de repente, una fase en la que empiezan a juntarse unos con otros, a crear grandes ciudades y en la que se produce una convergencia de personas, e ideas, etcétera… veremos que podríamos entenderlo como algo que denominaríamos transición de fase en física.
Sin embargo, lo que esto significa, desde la perspectiva de la información, es que la información en una sociedad así adquiere un largo alcance,
de modo que pasamos de focos muy pequeños y aislados a redes muy grandes de conexiones. Y sabemos por experiencia que un sistema grande y conectado es mucho más eficiente, simplemente porque la información
se intercambia a un ritmo mucho más elevado.”